La vid es un frutal que se desarrolla en forma de liana. La poda en este cultivo supone una de las operaciones más importantes y determinantes a lo largo del mismo.
La poda puede ser en seco o en verde. En este caso, nos centramos en la poda en seco o de invierno que se lleva a cabo cuando la planta se encuentra en reposo y la madera está bien lignificada (diciembre-marzo). Se aconseja realizarla lo más tarde posible para así escapar de las heladas primaverales, pero siempre antes de la brotación de las yemas.
Con la realización de la poda se pretende alcanzar un estado de equilibrio entre el desarrollo vegetativo y reproductivo de la planta. El resultado es el aumento de la producción así como la obtención de una cosecha constante y de calidad. Los principios que se deben tener en cuenta son:
- Ajustar la carga de la parra (número de racimos en función de las posibilidades de la misma). De este modo, se tienen menos racimos pero de mayor calidad.
- Asegurar la renovación de órganos fructíferos para la cosecha del siguiente año.
- Formar la parra de manera equilibrada tanto desde un punto de vista vegetativo como productivo.
- Limitar el desarrollo de la parra a los marcos de plantación previamente establecidos teniendo en cuenta la tendencia acrótona del cultivo.
Antes de comenzar a podar es importante conocer este frutal: Sarmiento: Brote lignificado del año.
- Pámpano: Brote herbáceo del año.
- Vara: Madera de 1 de año con 6-12 yemas.
- Pulgar: Madera de 1 de año con 2-3 yemas.
- Chupón: Brote sobre madera vieja.
- Nieto: Brote sobre pámpano.
Antes de empezar a podar, previamente se debe determinar la carga óptima para nuestra variedad y más concretamente nuestras parras. Una vez establecida ésta, se empieza a intervenir por los sarmientos. En función de la carga esperada, así será el número y la longitud de los mismos (son parámetros variables). Evidentemente, se seleccionarán los mejores sarmientos, ya sea en cuanto a sanidad vegetal, vigor, posición, etc. Además, con vista a la renovación del próximo año, se dejarán pulgares.
Es importante tener presente la acrotonía de la vid y el envejecimiento que ésta conlleva, por lo que siempre se deberá evitar el alargamiento excesivo de la misma. En variedades poco fértiles, que por lo general son las más vigorosas, las podas deben ser más largas debido a que las yemas basales no suelen tener racimos. Al contrario ocurre con las variedades fértiles. De todos modos, en ambas, conviene realizar un arqueado de los sarmientos en el momento del atado al parral. De esta forma, se dificulta la acumulación de reservas en el extremo y por tanto se favorece la producción de racimos en la zona basal. Finalmente, se consigue un parral equilibrado tanto en carga vegetativa como productiva siendo el resultado un óptimo rendimiento productivo y una cosecha de excelente calidad.
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