Se siembra en semillero en los meses de febrero-marzo (en el hemisferio norte) a una profundidad de 2-3mm. Las precauciones que hay que tener en cuenta a la hora de realizar esta siembra son por ejemplo que las semillas no han de estar muy juntas porque este hecho provocaría el desarrollo de plantas débiles. Por esta razón, para un mayor control de la dosis de semillas aplicada, se utilizan vasos individuales o incluso bandejas de alveolos que sería lo más adecuado. Transcurridos entre 8 y 20 días estas semillas germinarán.
Aproximadamente 2 meses después se trasplanta en un suelo aireado y al cual se le ha incorporado materia orgánica. En este momento las plantas se encuentran con 5 o 6 hojas y con unos 15cm. de altura. En el trasplante las plántulas se deberán colocar en líneas separadas aproximadamente unos 40-50cm. entre plantas y unos 60-70cm. entre líneas.
En zonas de climas más fríos habrá que esperar temperaturas más cálidas para poder trasplantar intentando evitar así los efectos negativos de las heladas ya que el pimiento es una hortaliza muy sensible al frío. La humedad relativa óptima para el pimiento oscila entre el 50 y el 70% y en cuanto a luminosidad es muy exigente y los suelos han de ser preferiblemente franco-arenosos, profundos, ricos en materia orgánica y bien drenados.
Posteriormente, tras haber trasplantado, se esperarán entre 8 y 10 días para proceder a la reposición de marras.
En algunos casos se puede intervenir la planta haciendo una poda de la yema central para así favorecer la emisión de ramas laterales y por tanto que la planta gane en volumen.
En cuanto a los marcos de plantación más utilizados en invernadero son de un metro entre líneas y medio metro entre plantas. En caso de tener plantas de porte medio y también dependiendo de la poda que se haya llevado a cabo, el marco podría disminuirse hasta llegar a densidades de plantación de 2,5-3 plantas/m2.
También es frecuente disponer de líneas de cultivo pareadas distantes entre sí 0,80 metros dejando pasillos de 1,2 metros entre cada par de líneas. El objeto sería favorecer la realización de las labores culturales evitando daños indeseables al cultivo.
El riego, en el caso del cultivo del pimiento, ha de ser moderado y constante durante todo el cultivo. La forma ideal de regar el pimiento es mediante goteo debido a que por ejemplo el riego por aspersión favorece el desarrollo de hongos.
Durante este cultivo hay que realizar escardas principalmente en las primeras fases del trasplante. Este laboreo puede realizarse manual o mecánicamente mediante el cual se eliminarán las malas hierbas. Por lo general, estas intervenciones suelen estar acompañadas de la aplicación de algún herbicida.
En el caso de haber cultivado con acolchado, se tendrá menos maleza y además estará localizada en los extremos de la parcela. En estas situaciones la escarda solamente podrá ser manual intentando hacerla siempre antes de haber diseminado sus semillas.
El aporcado es otra técnica que se utiliza en este cultivo siempre y cuando no se haya empleado acolchado y teniendo en cuenta que en los sistemas de enarenado debe retrasarse lo máximo posible ya que el contacto de la planta con la arena sobrecalentada le puede causar quemaduras.
Consiste en amontonar tierra, la cual va a cubrir el cuello de la planta mejorando de esta manera, la sujeción de ésta al terreno, la emisión de raíces adventicias y evitando el contacto directo de los tallos con el agua de riego.
En este cultivo se lleva a cabo el entutorado cuando las plantas han alcanzado una cierta altura para así evitar principalmente que se tumben o se rompan los tallos debido al peso de los frutos ya que éstos son muy quebradizos principalmente por los nudos.
Hay dos sistemas de entutorado que son los siguientes:
Tradicional: consiste en colocar hilos de polipropileno (rafia) o palos en los extremos de las líneas de cultivo de forma vertical, que se unen entre sí mediante hilos horizontales pareados dispuestos a distintas alturas, que sujetan a las plantas entre ellos. Estos hilos se apoyan en otros verticales que a su vez están atados al emparrillado a una distancia de 1,5 a 2 m., y que son los que realmente mantienen la planta en posición vertical.
Holandés: cada uno de los tallos dejados a partir de la poda de formación se sujeta al emparrillado con un hilo vertical que se va liando a la planta conforme va creciendo. Esta variante requiere una mayor inversión en mano de obra con respecto al entutorado tradicional, pero supone una mejora de la aireación general de la planta y favorece el aprovechamiento de la radiación y la realización de las labores culturales (destallados, recolección, etc.), lo que repercutirá en la producción final, calidad del fruto y control de las enfermedades.
Las plantas son intervenidas mediante la poda con el objetivo de delimitar el número de tallos a 2 o 3. Suele haber un tallo principal erecto a partir del cual emite 2 o 3 ramificaciones generalmente a la altura de la cruz. Posteriormente continúa su ramificación hasta el final del cultivo.
Cuando se poda, se deben eliminar tanto las hojas como los brotes que quedan por debajo de la cruz. También es recomendable quitar las hojas senescentes para así conseguir una mejor aireación y por tanto al final obtener frutos de mayor calidad. Las hojas enfermas se eliminarán como parte del control preventivo y se sacarán fuera del invernadero, eliminando así la fuente de inóculo en el invernadero. Esta técnica es conocida como deshojado.
Al final del ciclo productivo, también se puede llevar a cabo el despuntado de las plantas y el aclareo de hojas. Estas técnicas tienen como finalidad facilitar la maduración de los frutos que quedan.
En cuanto a los frutos, es recomendable eliminar el fruto que se forma en la primera cruz para obtener frutos de mayor calibre, uniformidad y precocidad lo cual supondrá un mayor rendimiento.
La flor de la planta de pimiento se caracteriza por tener un sistema reproductivo que varía considerablemente en función de la especie y de la variedad que se esté utilizando. Esta situación nos lleva a un rango continuo de situaciones intermedias entre la autogamia y la alogamia.
El cuaje de la flor, está ampliamente condicionado por la temperatura ya que las temperaturas elevadas, por encima de los 30ºC, provocan la reducción del cuajado. La temperatura óptima para que la flor cuaje sería aproximadamente de 20ºC. Por otro lado también hay que decir que en el cuajado de la flor intervienen numerosos factores relacionados con la acción hormonal.
El pimiento es una planta muy exigente en nitrógeno durante las primeras fases del cultivo, decreciendo la demanda de este elemento tras la recolección de los primeros frutos verdes, debiendo controlar muy bien su dosificación a partir de este momento, ya que un exceso retrasaría la maduración de los frutos. La máxima demanda de fósforo coincide con la aparición de las primeras flores y con el período de maduración de las semillas. La absorción de potasio es determinante sobre la precocidad, coloración y calidad de los frutos, aumentando progresivamente hasta la floración y equilibrándose posteriormente. El pimiento también es muy exigente en cuanto a la nutrición de magnesio, aumentando su absorción durante la maduración.
El aporte de microelementos, que años atrás se había descuidado en gran medida, resulta vital para una nutrición adecuada sobre todo cuando es necesario favorecer su estabilidad en el medio de cultivo y su absorción por la planta.
Entre las principales plagas que afectan al cultivo del pimiento podemos encontrar la mosca blanca (Trialeurodes vaporariorum y Bemisia tabaci), el pulgón (Aphis gossypii) y los trips (Frankiniella occidentalis).
Para el control biológico de estas plagas se recurre a enemigos naturales depredadores, parasitoides o incluso a fauna auxiliar autóctona.
Las principales enfermedades que presenta el pimiento son las siguientes: Oidiopsis (Leveillula taurica), Podredumbre gris (Botryotinia fuckeliana), Podredumbre blanca (Sclerotinia sclerotiorum), Tristeza (Phytophthora capsici), Sarna bacteriana (Xanthomonas campestris) y Podredumbre blanda (Erwinia carotovora).
Por último, comentar que la época de recolección dependerá de la variedad, siembra y clima. Por lo general va desde Junio hasta Octubre incluso Noviembre.
Una sola planta puede producir de 12 a 15 frutos durante la temporada de cosecha lo que equivaldría a 1,5-2kg/m2.
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