ASAJA de Castilla y León ha presentado este martes el balance del sector agrario y ganadero en 2023 y sus propuestas y demandas de cara a 2024, un año que el presidente de la organización profesional agraria, Donaciano Dujo, augura “muy complicado para el campo, con muchos frentes abiertos que dificultan su rentabilidad y su futuro”. Dujo -acompañado en la rueda de prensa por el secretario general y la gerente de ASAJA CyL, José Antonio Turrado y Nuria Ruiz- recalcó que “se inicia un periodo muy reivindicativo, en los despachos y también en la calle, porque los profesionales están hartos y muy presionados por todos los lados”.
Para la organización agraria, en 2023 “se han conjugado la sequía, las incongruencias de la PAC, unos precios que no compensan los altos costes, o la aparición de enfermedades desconocidas como la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE) para agudizar como nunca la sensación del campo de que se trabaja a pérdidas o con suerte para mantener la rueda de la producción, lejos de un horizonte de estabilidad y rentabilidad que garantice el futuro”.
Núcleo de la protesta de ASAJA será la PAC, “que debe ser cambiada urgentemente, porque, además de su complejidad burocrática, nos está obligando con reglas absurdas a trabajar para no recoger. Obliga al campo a no producir alimentos, justo cuando más necesidad hay en el planeta”, señaló Donaciano Dujo. En este sentido, el líder de ASAJA subrayó la importancia de las elecciones europeas, que se celebrarán el próximo 9 de junio: “Desde ASAJA promoveremos un voto masivo de apoyo a nuestros eurodiputados, pero no será un cheque en blanco, sino un voto supeditado a que peleen por una agricultura y ganadería del siglo XXI, profesional y productiva, y por un medio rural vivo”.
Otro punto esencial en este 2024 serán los seguros agrarios, “cada vez más necesarios, ya que acumulamos varias sequías casi seguidas, en las que Castilla y León ha sido la comunidad con más superficie siniestrada”. Sin embargo, Dujo criticó que los seguros “sean cada vez más caros y menos eficientes, cuando el agricultor necesita lo contrario, pólizas asequibles y mayores coberturas”. Para eso es urgente que el Ministerio amplíe el presupuesto destinado a los seguros, “algo a lo que Luis Planas se ha comprometido por ahora solo de palabra, pero tiene que estar publicado en el BOE”. Igualmente pidió que el Gobierno asegure la continuidad del gasóleo agrícola y la devolución del impuesto de hidrocarburos, “porque sería completamente inviable mover los tractores sin ese apoyo al combustible profesional”.
En cuanto a las previsiones de siembras, aunque no será hasta la campaña de primavera cuando se concreten, todo parece apuntar que la bajada de superficie registrada en la campaña 2022-23 se mantendrá en la actual, la 2023-24, “porque a los agricultores no nos salen las cuentas. Los costes de producción están ligeramente más bajos que el año pasado, pero también se paga cien euros menos la tonelada de cereal. Para compensar los gastos tienes que recoger 3.000 kilos por hectárea, y en estos tiempos sabemos que no es nada fácil”.
Igualmente, ASAJA recalca la importancia de que el tiempo acompañe para la ganadería, “porque no puede soportar otro año de falta de pastos y de forrajes que se pagan más que el cereal. Si no hay paja sería un gran problema”, indicó el presidente de la OPA. En la misma línea, expresó la preocupación de la organización por la posible evolución de la EHE, “porque en sanidad animal se requieren soluciones rápidas y acuerdos entre las administraciones, no el desgobierno que hemos tenido en 2023”.
Por último, Donaciano Dujo expuso las críticas de ASAJA a la proliferación sin control de parques fotovoltaicos por el territorio. “Estamos a favor de las energías renovables, pero no de que arrasen con todo, incluyendo tierras productivas que siempre han estado dedicadas a la agricultura y la ganadería”.
Resumen del balance 2023
ASAJA calificó 2023 como un año catastrófico para el campo de Castilla y León, por la nula rentabilidad de muchos sectores, especialmente el cerealista.
Desde el punto de vista productivo, el año 2023 ha sido desfavorable climatológicamente hablando, lo que, sumado a los ajustes que se han visto obligados a hacer los profesionales del campo para reducir unos gastos disparados desde la guerra en Ucrania, explica que haya habido reducciones notables tanto en las producciones agrícolas como en las ganaderas. Este balance es aún más grave si tenemos en cuenta que se trata del tercer año en números rojos para el campo de Castilla y León, en los que el pésimo comportamiento del clima y el incremento de los costes de producción han complicado enormemente la rentabilidad de las explotaciones.
En agricultura, las producciones han sido en general pobres, y las llamativas cotizaciones alcanzadas solo en algunos momentos apenas han llegado a los bolsillos de los agricultores. El sector más golpeado ha sido el de los cereales, con un importante descenso en valor, tanto por la sequía como por los precios, descendentes desde hace meses, además de por los elevados costes. También han sido pésimas las producciones en leguminosas. Mejor comportamiento ha tenido las producciones más ligadas al regadío, pero aun así en algunas zonas no se pudo regar con normalidad por la falta de agua en primavera.
La ganadería no ha tenido tampoco buen año, empezando por la falta de pastos para la ganadería extensiva o el elevado precio de piensos o la paja que alcanzó cotizaciones nunca vistas, y continuando con aspectos sanitarios a los que se suman enfermedades desconocidas como la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica.
La producción ganadera mitiga en parte el retroceso del cereal. Aun así, el alza se debe a un sostenimiento de los precios de venta, no a los volúmenes producidos, que son similares o incluso menores en varios subsectores, en los que hace mella el cierre de explotaciones o la limitación de la producción para reducir los costes de producción. Los sectores más resistentes siguen siendo los intensivos, porcino, avícola y huevos, mientras que otro, como el ovino, no logran frenar su caída, y ni siquiera puntuales alzas de precios (como en ovino de leche) logran que haya una oferta mayor.
Respecto a los costes de producción, se han moderado principalmente en energía y lubricantes y fertilizantes, pero en ningún caso se ha retornado a los umbrales de ‘normalidad’ previos a la guerra de Ucrania. Así las cosas, este 2023 se agudiza como nunca la sensación del campo de que se trabaja a pérdidas o con suerte para mantener la rueda de la producción.
El panorama es aún más complejo si se tiene en cuenta la nueva PAC, así como multitud de reglamentos y normativa, que constriñen sobremanera la producción agrícola y ganadera, y la burocracia, en definitiva, que cada vez complica más la labor de los agricultores y ganaderos y que va en muchos casos en contra de la lógica de la producción de alimentos y a favor de determinadas causas políticas e ideológicas.