La Unió Llauradora i Ramadera solicita a la Consejería de Agricultura que establezca medidas de control y compensación en forma de una ayuda directa a los apicultores de la Comunidad Valenciana ante los ataques del abejaruco que causa pérdidas importantes a lo largo de los últimos años a las explotaciones apícolas.
Es el segundo año consecutivo que resulta catastrófico para las abejas y personas apicultoras de la Comunidad Valenciana. La sequía ha afectado en gran medida la estabilidad de los enjambres de forma directa, pero los depredadores también han ayudado a comprometer la viabilidad de las colmenas. A la detección en nuestro territorio de la Vespa velutina, se une la carencia de recursos naturales debido a la sequía que está propiciando que los ataques del abejaruco a los apiarios se hayan incrementado exponencialmente estos dos últimos años, de tal manera que la población de abejas se vea comprometida.
El abejaruco es una especie protegida que causa pérdidas a la apicultura por su efecto depredador y disuasivo. Se alimenta cazando insectos de los alrededores de su zona de nidificación, especialmente de abejas. Es un ave migratoria que se asienta en nuestras tierras desde marzo hasta septiembre, meses durante los cuales tiene interacción con las colmenas en general y entre marzo y junio con las abejas reinas durante el vuelo nupcial. Tiene un canto característico que alerta a las abejas para no salir de las cajas y evitar ser depredadas. De esta manera, las abejas que no son depredadas no salen a pecorar, se van menguando las reservas de los enjambres, no se alimenta a la cría y, por lo tanto, la reina deja de criar y se va debilitando el enjambre por disminución de población y reservas.
La normativa de la Consejería de Agricultura de la intervención sectorial apícola ya hace referencia a esta plaga como una debilidad del sector que mengua las poblaciones de abejas y se indica en un anexo que, si existe un protocolo oficial autorizado por la autoridad competente, se podrían establecer acciones financiables por la aplicación de medidas preventivas para reducir los daños causados por el abejaruco de las colmenas. En nuestro caso, no existe este protocolo o se desconoce su existencia entre el sector apícola.
El plan apícola nacional anterior revela que en los años 2017 y 2018 no se tomaron medidas preventivas contra el abejaruco y esto explica que ninguno de las medidas de disuasión estudiadas y recomendadas por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico dieron buenos resultados. Medidas como la instalación de redes que cubran las colmenas y evitar el ataque del abejaruco no tienen el efecto deseado, puesto que estas aves se adaptan a las medidas y esperan a atacar cuando las abejas salen del mallado. Otras medidas como la colocación de siluetas de aves de presa o cometas con figuras de estas aves asustan el abejaruco en un primer momento, pero pasado un tiempo se habitúa y continúa sus ataques.
Por lo tanto, LA UNIO considera que las barreras físicas que evitan el ataque directo del abejaruco sobre las colmenas, no son totalmente efectivas, por lo que solicita adoptar nuevas medidas de prevención y contención, al mismo tiempo que medidas de compensación económica por los daños ya ocasionados.