Su nombre lo describe como “seco” y su pasado bíblico lo sitúa como la tierra del “sur”, pero en la actualidad, el desierto arenoso del Néguev se ha convertido en uno de los centros vinícolas más importantes de Israel y el Mediterráneo oriental, además de un vergel que está guiando a los países europeos en el camino del cultivo de la vid y producción de vino en temperaturas extremas y escasez de agua.
Limitando con la península egipcia del Sinaí, esta extensión de 12.500 Km2 de desierto, congrega unos 325 días de sol en su calendario y exiguos registros pluviales al año. La dureza del Néguev, condujo a los profesionales vinícolas a apostar por el riego por goteo en la década de 1960. Han pasado más de 60 años desde aquellas primeras experiencias de regadío en un paraje yermo y, a base de confiar en gran medida en la pericia de los productores para prever las necesidades de agua de la vid, está región de Israel se ha convertido en el nuevo oasis para la viticultura del país hebreo.
Cambio de paradigma de norte a sur
Los enólogos israelíes, acostumbrados a las zonas verdes del norte del Estado judío, han puesto sus ojos en el sur, donde los verdosos tonos de las viñas se entrelazan con los colores ocres del desierto; y hasta él se han trasladado cientos de empresas tecnológicas, con laboratorio de experimentación y torre solar futurista incluidos, para mostrar al mundo como adaptar una industria vinícola ante el cambio climático.
Y es que decir que Israel se encuentra a la vanguardia de la producción de vino en climas secos y hostiles, no es algo trivial, que carezca de interés, al menos no para los enólogos procedentes de Burdeos que visitaron los parajes septentrionales del Néguev, en busca de conocimiento y asesoramiento en las bodegas de David Pinto, al ver contemplar como las cosechas de este año se adelantaron por la ola de calor que azotó Francia.
En las viñas de Pinto Winery, situadas en la ciudad de Yeruham, los enólogos galos fueron testigos del uso de un sistema de micro-riego que nutre las vides, y permite conservar los recursos hídricos. Para el fundador de esta compañía, David Pinto, lo importante de este tipo de sistema radica en la tranquilad de no tener que depender “de los caprichos del clima” y confía que pronto toda la región mediterránea verá necesario adoptar estas técnicas.
¿Cómo de sedienta se siente la planta?
La calidad del sistema del riego por goteo israelí está ayudando a gestionar el rendimiento de la uva, y en este sentido, el ingeniero agrónomo Yshai Netzer, y su equipo de investigación de la universidad de Ariel, han creado un sistema de riego inteligente que, a través de sensores que monitorean la humedad, la radiación y la velocidad del viento administran la calidad y cantidad del fruto. Este nuevo sistema digital se basa en la medición por lisímetros de drenaje, que identifica el nivel de sed que padece la planta a través de la cantidad de transpiración liberada por esta.
Tradicionalmente, Europa no se ha distinguido por aceptar de buena gana el riego artificial, pero el rigor del cambio climático, ha ido modificando esta idiosincrasia para implantar poco a poco sistemas de regadío localizado en las viñas, y si el paso del calentamiento global sigue firme, al Viejo Mundo no le quedará más remedio que aceptar las técnicas de producción hebreas que ven como los racimos de garnacha morada y syrah maduran al calor del desierto, dando vinos aromáticos de tonos profundos con una identidad propia de la región: más secos, más fuertes y con un volumen de alcohol de 14.5 %.
Cosechadas en un entorno de baja humedad, las viñas del Néguev requieren poca fumigación por pesticidas, al no estar expuestas a peligros de plagas y hongos. Factor que puede incluso catalogar a la producción vitivinícola hebrea en un modelo de producción casi orgánico. Además, el afán por adaptarse al medio hostil y seco, ha llevado a muchos profesionales del sector a rizar el rizo y negarle el agua a la vid. Yshai Netzer señalaba que en las zonas vinícolas Premium, la estrategia a seguir es estresar la vid suministrándole menos agua de lo necesario para impulsar su categoría. “Estresamos más la vid para que su calidad aumente, pero su cantidad será media”.
El sol sigue ardiendo en el desierto israelí y alrededor de 40 bodegas boutiques se dispersan en la actualidad por el Néguev, adaptándose al medio, bailando al son de la escasez de agua, pero eligiendo ellas la música. Un ejemplo que, de no mutar la situación climática, desembocará en un modelo global de riego del que los europeos lleguemos a sentir necesidad.
Redacción Infoagro. Víctor Navarro.