LIFE Resilience, el proyecto cofinanciado por el programa LIFE de la Unión Europea, cuyo principal objetivo es la prevención de Xylella fastidiosa en explotaciones de alta densidad tanto de olivar como de almendro, celebró ayer, 11 de mayo, la jornada técnica online “LIFE Resilience: mejores prácticas sostenibles”, con el fin de presentar y explicar a los más de 150 inscritos las mejores prácticas y tecnologías disponibles para alcanzar la sostenibilidad de los cultivos.
La directora de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos y de Montes (ETSIAM) de la Universidad de Córdoba (UCO), Rosa Gallardo, fue la encargada de inaugurar la jornada y comentó que “los retos actuales de la agricultura serán alcanzados con una cultura de innovación colaborativa”. El proyecto LIFE Resilience, como todos los presentados durante la jornada, son un claro ejemplo del valor de las alianzas entre empresas, asociaciones de agricultores, universidades y centros de investigación.
La jornada continuó con la participación de Luis Rallo, catedrático y profesor emérito de la UCO, que destacó la mejora genética como medida clave de prevención de Xylella y los avances que se están realizando en esta línea, tanto en Italia y España, para obtener variedades tolerantes a la bacteria. Seguidamente, Jesús Gil, catedrático del área de Ingeniería Agroforestal de la UCO, presentó las técnicas de innovación en la aplicación óptima de fitosanitarios considerando las fuertes restricciones que las normativas actuales marcan. “Son muchos los esfuerzos que se están realizando en la maquinara agrícola para una dosificación adecuada y optima”, comentó Gil.
A continuación, el director ejecutivo de la Asociación Española Agricultura de Conservación Suelos Vivos (AEAC.SV), Óscar Veroz, comentó las virtudes de las cubiertas vegetales, un punto fundamental en el proyecto LIFE Resilience, lo que ha generado importantes sinergias con el proyecto donde él participa, LIFE Agromitiga. “Las cubiertas permiten una agricultura sostenible con beneficios como frenar la degradación del suelo, incrementar la materia orgánica, fertilidad, calidad y disponibilidad de agua o la biodiversidad de la finca, entre otras, además de contribuir a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”, explicó Veroz.
Para finalizar, Jorge Blanco, responsable del Área de I+D de Greenfield Technologies, remarcó la importancia de mejorar la eficiencia del suelo, mostrando algunas de las tecnologías disponibles para ello. Tal como explicó Blanco, “en LIFE Resilience estamos aplicando estas herramientas para crear un modelo de buenas prácticas, donde vamos a ser más eficientes en el uso de los recursos y podremos monitorizar, mediante puntos georreferenciados estratégicamente seleccionados, dónde actuar y el impacto que nuestras medidas tendrán en cada finca en cuanto a salud de la planta, suelo e incluso en la población de insectos”.
El proyecto LIFE Resilience, en el que participan 9 socios de España, Italia y Portugal, empezó sus andaduras en 2018 y se extenderá hasta 2022 trabajando con ensayos en las fincas demostrativas disponibles en los tres países.