Con motivo del Día Internacional de las Abejas, Jóvenes Agricultores y Ganaderos de Cataluña (JARC, por sus siglas en catalán) ha reunido cuatro expertos en la materia en el Jardín Botánico de Barcelona, con la exposición “Más que abejas. Polinizadores y flores, la vida en juego” de fondo, que han aportado diferentes visiones sobre estos artrópodos en peligro, que hay que proteger para garantizar la alimentación, la biodiversidad y los ecosistemas del planeta.
Las poblaciones de abejas se han reducido un 50% en todo el mundo durante las últimas décadas, y la tendencia continúa a la baja. Joan Pino, director del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) y doctor en Biología, advierte que la falta de polinizadores tendrá graves consecuencias para los ecosistemas locales, la biodiversidad y la alimentación de todo el planeta.
Muchos de los cultivos agrícolas dependen de los polinizadores. Entre ellos juegan un papel especialmente destacado las abejas por su enorme capacidad de transportar polen. No todas las abejas elaboran miel, pero todas ellas son esenciales porque facilitan la producción de muchos alimentos. Tanto las solitarias como las de la miel pertenecen a la misma familia y coexisten desde hace miles de años. Ambas son necesarias por su tarea polinizadora.
Ernest Mas, agricultor ecológico y director técnico de Verdcamp Fruits, cuenta que sin ellas, la fruta y la verdura nos costarían el doble y serían mucho menos nutritivas. La lucha contra una plaga llevó su empresa a crear ambientes favorables para la flora y la fauna auxiliares, los mejores aliados para el control de plagas.
Además, algunas de ellas, la apis mellifera, son productoras no solo de miel, sino otros super alimentos saludables y energéticos, como son el polen, la jalea real y el própolis. Los apicultores velan por su bienestar y su supervivencia, afirma Joan Maria Llorens, representante de la sectorial de Apicultura de JARC, y añade, “agricultores y apicultores tenemos que ir de la mano, porque nos ayudamos mutuamente”.
Para preservar a los polinizadores, y a las abejas en particular, necesitamos paisajes mosaico. Esto significa, según explica Berta Caballero, conservadora de Artrópodos del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, que tiene que haber variedad de cultivo y márgenes muy preservados con flora arvense (conocida como malas hierbas) que les sirva como alimento. Igual de importante es que dispongan de lugares donde hacer sus nidos.
Caballero hace hincapié también en la importancia de los cultivos y la agricultura, y teme que la especulación del suelo agrícola, a causa de la implantación de parques de energías renovables, vuelva a comportar una pérdida de tierras de cultivos, como ya sucedió con la burbuja inmobiliaria.
En el canal de Youtube de JARC, se pueden ver los testimonios de estos cuatro expertos en el video que JARC ha producido, gracias a la colaboración de La Casa de la Miel, Verdcamp Frutos, Creaf, Excelencia Severo Ochoa, el Jardín Botánico – Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, el DARP, entidades apícolas, UP y la FCAC.
Planta una flor autóctona
Con esta acción individual, JARC hace un llamamiento para que mañana, 20 de mayo, Día Mundial de la Abeja, todo el mundo pueda contribuir a proteger las abejas, haciendo un frente común como ellas, cooperando en plural.