Symborg presentará en FIMA Zaragoza del 25 al 29 de feb. su producto BlueN, el primer biofertilizante fijador de Nitrógeno capaz de sustituir a abonos y fertilizantes químicos nitrogenados. BlueN permite a los cultivos tomar el 60% del Nitrógeno que necesitan directamente del aire gracias a una bacteria descubierta y patentada por la compañía que se instala en las hojas y transforma el N2 en aminoácidos asimilados por las plantas.
Desarrollado a partir de la cepa Methylobacterium symbioticum SB23, descubierta y patentada por Symborg, BlueN consigue fijar el nitrógeno en los cultivos de forma natural con una efectividad probada que permite reducir hasta el 60% de las aplicaciones convencionales de Nitrógeno. Es la única solución 100% biológica para ahorrar en fertilización nitrogenada.
BlueN entra en la planta a través de las hojas en estados iniciales de desarrollo y las coloniza convirtiéndolas en su hábitat. Desde ahí convierte el N2 del aire en amonio (NH4+) metabolizado directamente en aminoácido por la planta. El microorganismo es capaz de pervivir de forma prolongada y la reacción se produce de manera constante durante toda la temporada del cultivo.
Nitrógeno, cultivos y medio ambiente
El Nitrógeno es el segundo macronutriente esencial para las plantas después del agua y es considerado un elemento vital imprescindible para mantener los actuales niveles productivos. Aunque es el componente más abundante en la atmósfera, no puede ser tomado directamente por los cultivos. Su presencia en el aire es en forma inerte, no reactiva, y necesita reaccionar químicamente con otras sustancias para que su uso sea efectivo en los cultivos. Hasta ahora para conseguir que los cultivos asimilen el Nitrógeno se han utilizado principalmente fertilizantes químicos basados en amoniaco, óxido nitroso y nitrato, que se aplican al suelo para que entre en las plantas a través de las raíces.
La utilización de este tipo de fertilizantes nitrogenados es una de las claves de la denominada Revolución Verde, que permitió multiplicar por 4 la producción mundial de cereales desde la década de los 60 hasta la actualidad. En ese mismo tiempo la cantidad de fertilizante nitrogenado empleado por la agricultura se ha multiplicado por 10. Su uso se ha generalizado y dependiendo de cultivos puede suponer hasta un 30% de los costes de producción, que se asume como un gasto imprescindible para conseguir cultivos rentables.
Sin embargo, la utilización masiva de fertilizantes químicos tiene consecuencias negativas para el medioambiente. Los fertilizantes nitrogenados son causantes de la degradación de los suelos, y tras filtrarse a las aguas subterráneas provocan la eutrofización de lagos, embalses y marismas. Además generan óxido nitroso, uno de los gases de efecto invernadero más perjudiciales para la atmósfera y especialmente dañino para la capa de ozono. La Unión Europea ha aprobado diversas directivas para limitar las emisiones de este gas y promueve la utilización de productos que ayuden a reducir el uso de fertilizantes contaminantes.
5 años de investigación
Las exigencias de productividad y rentabilidad agrícola de las últimas décadas han provocado un aumento exponencial del uso de fertilizantes nitrogenados en el planeta multiplicando sus efectos adversos. Así, uno de los principales retos de Symborg era desarrollar un producto que permitiera reducir los aportes de nitrógeno con abonos y fertilizantes industriales sin mermar la productividad. Tras cinco años de investigación Symborg ha desarrollado BlueN, basado en la cepa exclusiva Methylobacterium symbioticum SB23 SB23, descubierta y patentada por la compañía.
Ensayos: menos contaminación, igual productividad
Symborg ha realizado ensayos y trabajos de campo en diversos cultivos sometidos a una reducción del 60% de su fertilización nitrogenada química habitual y tratados con BlueN; y los ha comparado con cultivos de las mismas fincas utilizadas como testigo con la fertilización química habitual y sin BlueN. Durante los estudios se ha comprobado la efectiva colonización de las hojas por parte de la bacteria Methylobacterium symbioticum SB23 y se ha realizado un seguimiento de distintos indicadores que ayudan a valorar el estado nutricional de las plantas. Se ha medido la clorofila (mediante sensor SPAD) y se han tomado distintos índices de vegetación con drones especializados.
Se han realizado mediciones de los cambios en el contenido de clorofila A y de Nitrógeno, el grado de vigor de la vegetación y su estrés hídrico. Los resultados demuestran que las plantas con reducción de fertilización química y tratadas con BlueN, no han empeorado su estado vegetativo ni su producción y en algunos casos se han alcanzado rendimientos productivos hasta un 13% mayores.
Desafío agricultura mundial
Entre los objetivos de Symborg se encuentra el de encontrar herramientas capaces de dar respuesta al desafío mundial que supone alimentar a la creciente población del planeta y, al mismo tiempo, proteger el medio ambiente.
“El descubrimiento de BlueN es totalmente revolucionario ya que garantiza una aportación de nitrógeno efectiva y controlada a la planta de forma biológica reduciendo el aporte de nitrógeno industrial tanto inorgánico como orgánico hasta un 60 %, según cultivos. Hemos realizado ensayos científicos que avalan su efectividad en diversos cultivos consiguiendo reducir la fertilización nitrogenada convencional y, a la vez, aumentar la productividad. Hasta el momento BlueN es la única herramienta alternativa a los fertilizantes nitrogenados tradicionales que permite mantener la producción y rentabilidad de las cosechas sin impacto medioambiental. Se trata de un producto rentable, efectivo y sostenible” asegura Félix Fernández, Director de Vigilancia Tecnológica e Inteligencia Competitiva en Symborg.