Un claro ejemplo de cómo las plagas adaptan sus ciclos a la fenología del cultivo en el que se desarrollan, lo podemos ver en el caso del Polilla del olivo (Prays oleae) que arranca ya una nueva generación.
Se observan puestas de la generación carpófaga, comenzando su seguimiento en aquellas zonas más adelantadas de las diferentes provincias (principalmente Huelva y Sevilla, y en menor medida Cádiz y Córdoba). Para ello, se determina las puestas realizadas sobre los frutos por los adultos, observando si son puestas viables, y si han eclosionado o no.
Se aconseja evaluar localmente el nivel de ataque, teniendo en cuenta el efecto de las temperaturas (si son suaves permiten el desarrollo de las puestas, y si son altas pueden limitar su viabilidad). El tiempo fresco de estos días es por tanto favorable para la evolución de las puestas.
En el caso de tomar la decisión de controlar su población mediante tratamiento fitosanitario, se recomienda, entre otros factores, tener en cuenta que, el momento de mayor eficacia es aquel en el que se alcance un 20% de aceitunas con prays vivo y en torno a un 20% de huevos eclosionados.
Fuente: RAIF