La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) denuncia presiones de Marruecos para evitar la entrada en vigor del nuevo sistema que refuerza los controles en frontera, prevista para el 1 de octubre del presente año. “Hemos tenido conocimiento de las fuertes presiones que algunos operadores europeos y el lobby agrario marroquí están ejerciendo para que la reforma se paralice o se revierta, o bien quede diluida o debilitada mediante disposiciones en el Reglamento de Ejecución pendiente de publicación”, ha subrayado Andrés Góngora, responsable del sector de frutas y hortalizas de COAG.
Ante este hecho, COAG ha trasladado su preocupación por carta a la Ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, y al Comisario de Agricultura, Dacian Ciolos, al tiempo que les ha solicitado el mantenimiento de una actitud firme y contundente en la aplicación de lo aprobado en el Reglamento UE. Además, el responsable hortofrutícola de COAG reiterará mañana este mensaje en Bruselas durante la reunión del Grupo de Expertos de tomate de la Comisión Europea y el posterior encuentro con el Comisario Ciolos (16:00h). “Cualquier concesión a un país tercero determinado permitiría a otros países reclamar un trato similar, lo que destruiría el espíritu de la reforma efectuada y acabaría con el propósito de establecer un sistema de mayor fiabilidad, en línea con el reciente Informe Especial del Tribunal de Cuentas Europeo “¿Están gestionados adecuadamente los acuerdos comerciales preferenciales?”, alineado con el Código Aduanero Comunitario, acorde con la Organización Mundial del Comercio y que, estamos seguros, permitiría mejorar la situación de fraude en frontera para determinados orígenes y productos”, ha argumentado Góngora.
Tal y como se ha puesto de manifiesto a través de las reiteradas denunciadas realizadas por COAG, (ratificadas desde la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF), el sistema actual no garantiza el cumplimiento del régimen de precios de entrada, en especial para determinados productos de orígenes concretos, y posibilita situaciones de fraude y de no cumplimiento con las obligaciones de pago de los derechos arancelarios correspondientes, que se traducen en perjuicios para los agricultores pero también para los contribuyentes europeos. Para ilustrar esta afirmación el responsable de COAG pone como ejemplo lo sucedido en la última campaña: “entre los meses de febrero y marzo de 2014 el valor global de importación de calabacín marroquí se situó por debajo del precio de entrada en 24 ocasiones, un 69% de los días contabilizados. En 15 de ellos debería haberse satisfecho el equivalente arancelario máximo por parte de la contraparte marroquí, pero no fue así. La entrada masiva y a bajo precio de calabacín de Marruecos provocó la saturación del mercado europeo y el hundimiento de los precios en origen”.