Desarrollar un cebo tóxico de uso agrícola para el control de la hormiga argentina (Linepithema humile) en huertos frutales, con el fin de mejorar el control biológico de plagas, es el objetivo de un nuevo proyecto que está realizando el Centro de Entomología Aplicada, Biocea Ltda., con el cofinanciamiento de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), del Ministerio de Agricultura.
La iniciativa busca contar con un nuevo producto de fácil aplicación, y de un perfil toxicológico adecuado a las nuevas exigencias mundiales, que reduzca significativamente la presencia de la hormiga argentina en los huertos, la cual se ha constituido en una especie dañina, tanto en el ambiente agrícola como urbano, siendo un problema en países como Estados Unidos, Europa, Australia, entre otros.
La hormiga argentina altera el funcionamiento normal del control biológico, debido a que establece una relación mutualista con plagas succionadoras de savia y secretoras de mielecilla (Orden Hemiptera), de quienes obtiene su principal alimento y actúa repeliendo a sus biocontroladores.
Su efecto se ha estimado en hasta un 50% de disminución en la efectividad del control biológico.
Dentro de las plagas se encuentran varias de importancia primaria y cuarentenaria, como por ejemplo los chanchitos blancos (Pseudococcus spp.), con detecciones y rechazos en frutas de exportación en promedio de 3,5 millones de cajas anuales —con un 42% de ocurrencias en uva de mesa y un 36% en manzanas—, con pérdidas equivalentes a US$ 66,5 millones.
Se considera que existe un mercado potencial de al menos 120.000 hectáreas, y el proyecto apunta a capturar en un plazo de cinco años un segmento de mercado de 25.000 hectáreas.
“Dado el deficiente control biológico de las plagas, en presencia de la hormiga argentina en el huerto, los agricultores tienden a recurrir al uso de insecticidas, acción que reduce la fauna benéfica, tanto de las plagas primarias objeto de la aplicación, como de aquellas secundarias que estaban bajo un umbral económico”, indicó el coordinador del proyecto, Renato Ripa.
Agrega que, tradicionalmente, el control de hormigas en huertos consiste en la utilización de plaguicidas de amplio espectro y elevada toxicidad, aplicados directamente al tronco de la planta en altas concentraciones. Esta modalidad, además del costo de mano de obra e impacto ambiental, posee baja efectividad.
Cebo tóxico
En este contexto, y con el fin de contribuir al desarrollo de tecnologías sustentables para la fruticultura nacional, el proyecto está trabajando en la creación de un cebo tóxico para el control de esta plaga. Éste será con un acercamiento distinto e innovador, a través de una matriz de cebo de tipo sólido, en vez de apostar a una formulación líquida azucarada.
Esto permitirá actuar a nivel de colonia y así se espera un incremento de la actividad de los enemigos naturales en los ambientes agrícolas, ya sea de aquellos que en forma natural se encuentran presentes en el campo, como de los adquiridos y liberados desde insectarios comerciales. Todo ello, para contribuir a la reducción del uso de plaguicidas en la agricultura.
Al respecto, el ejecutivo de FIA y supervisor de la iniciativa, Juan Carlos Galaz, indicó que el proyecto aporta de forma sustancial al desarrollo de la industria en Chile. “El control biológico —complementa— es una herramienta cuyo uso debe incrementarse en el país, pues la tendencia mundial apunta a proteger el ecosistema, a lo que se suma la exigencia de producir alimentos sanos, seguros e inocuos”.
El proyecto está siendo apoyado también por las empresas Martínez y Valdivieso S.A. y DROPCO S.A., en calidad de asociados y cuenta con el patrocinio del Comité de Cítricos de Chile.