México 15/06/2012
Cientos de familias en la región de Texcoco se dedican al cultivo de flor y hortalizas en invernadero, lo que ahora también le llaman agricultura protegida.
Sabas Martínez, originario del estado de Puebla, asegura que es un negocio noble, pero que demanda muchos cuidados. “A veces el mercado tiene buenos precios, otros es mejor tirar la flor, porque no sale ni para el flete”, afirma el hombre que fue deportado hace apenas cinco años del vecino país del norte.
Me dedico al cultivo de la flor y de hortalizas desde hace más de veinte años, dice el ciudadano nacido en una población cercana al municipio de Teziutlan, Puebla. “La pobreza me obligó a emigrar, primero llegué a la ciudad de México, trabajé de mozo en el mercado de Jamaica durante más de 10 años, de ahí me fui a Tijuana, donde estuve un año, trabajé como herrero y luego cuide un invernadero. En California me contrataron para ayudar en un vivero, donde aprendí mucho del cuidado de las flores y de las plantas de ornato, pero un día me encontré que debía dejar ese país, me regresé a Tijuana, insistí en regresar, me detuvieron y ahora si ya fue definitivo que me tenía que ir, así fue como llegué a esta región”.
El negocio ayuda a vivir, hay temporadas que son muy buenas, pero otras son nefastas. “Tenía algo de dinero; cuando regresé, mi cuñada me ofreció un terreno donde podía cultivar algunas hortalizas o tener animales de corral. El terreno no esta mal, se lo compré y después un amigo de Tijuana me prestó para poner la estructura y empezar con el negocio” dice el hombre que vende a un centro de flores importante de la capital del país y las hortalizas las envía certificada a Texas.
En cinco años se pueden lograr muchas cosas. “En Estados Unidos aprendí que por encima de todo hay que cuidar la calidad. Que hay que reinvertir más del 50% de las utilidades en mejorar la calidad de los esquejes, los empaques, el transporte y todo lo que se utiliza en este negocio, que aunque pequeño deja para sostener a la familia y ayudar a mis padres”.
En la región de Texcoco hay invernaderos muy grandes, pero desgraciadamente su flor o sus hortalizas son de poca calidad. “No le gusta a la gente reinvertir, contratan personas que montan estructuras, aditamentos para el invernadero, pero no están actualizadas, entonces cobran caro y el desempeño es pobre, en promedio más de la mitad de su producción no es apta para el mercado internacional, les cuesta trabajo colocarla en el mercado nacional. Además van mucho con las tradiciones y cultivan flores de bajo precio”.
Asesorado por personal especializado de la Universidad Nacional Autónoma de México, ha desarrollado un negocio familiar, cuya demanda ha crecido en los últimos meses. “Espero que el próximo año arranque un invernadero más grande en la región de Izucar de Matamoros, Puebla, más bien entre Izucar y Cuautla Morelos. Ya compré el terreno, las estructuras ya las están elaborando y los equipos para octubre, primero Dios, van a llegar de Israel, lo último en tecnología y pues la producción crecerá en calidad y cantidad”.
El tomate me abrió la puerta en Texas, es de alta calidad. Se exporta muy bien, diría que es un buen producto. Tiene una alta calidad, es bien pagado y cuido mucho que la entrega sea puntual. Es poco lo que exporto, pero muy bien pagado”.
