ESPAÑA 19/08/2011
La agricultura de regadío en España es altamente productiva en comparación con la de secano, proporcionando más del 40% de la producción alimentaria actual en una superficie de suelo relativamente reducida (menor del 20%). Este tipo de agricultura de regadío, como queda patente en zonas como Almería, Murcia y Valencia entre otras, influye positivamente en el desarrollo económico y social.
Según el informe de ''Indicadores de Sostenibilidad de la agricultura y ganadería española'' para el período de tiempo, publicado por la Plataforma Tecnológica de Agricultura Sostenible, ''la productividad del agua por unidad de producto, medida en metros cúbicos por tonelada de cosecha (m3/t), ha experimentado notables aumentos en el periodo de tiempo 1998-2008. Los indicadores siguen tendencias muy diferentes en función del origen del agua, según sea agua de lluvia -''agua verde''-, también llamada precipitación efectiva, o agua de riego -''agua azul''-, pero todos muy positivos.
Se denomina ''agua total'' a la suma de ''agua azul'' + ''agua verde''. Con respecto a la productividad del agua de riego -''agua azul''-, se aprecian disminuciones de consumo por unidad de producción en maíz, remolacha, viñedo de mesa, cítricos, melón y tomate. Un comportamiento más estable se encuentra en girasol, olivar y viñedo de transformación.
Así pues, a partir del estudio se pueden hacer ciertas aclaraciones acerca de las tendencias que han seguido los indicadores. De la misma forma que en el indicador de uso de tierra, la productividad del agua ha experimentado notables aumentos. Se aprecian disminuciones de consumo por unidad de producción (mejoras en la productividad) en maíz remolacha, viñedo de mesa, cítricos, melón y tomate. Un comportamiento más estable se encuentra en girasol, olivar y viñedo de transformación.
El objetivo global de la aplicación de la tecnología para conseguir un riego eficiente debe ser el desarrollo de una agricultura de regadío sostenible que reduzca el consumo de agua, evitando los procesos de salinización y contaminación difusa generados por el uso de aguas de baja calidad y permitiendo una gestión integral del ciclo del agua respetuosa con el medioambiente.
Para ello es necesario ampliar nuestros conocimientos en relación al sistema agua-suelo-planta-atmósfera, y basándonos en ellos, debemos ser capaces de potenciar la aplicación de nuevos sistemas de riego, nuevas estrategias de programación, nuevos sensores que nos informen de las necesidades hídricas de los cultivos, y nuevos sistemas remotos que permitan la automatización y el desarrollo sostenible de los regadíos.
Además, en un futuro, junto al desarrollo de nuevos sensores, es preciso desarrollar técnicas de teledetección con dos fines principales: estimación de las necesidades de riego de grandes zonas regables, mediante el desarrollo de mapas de usos del suelo y áreas sombreadas y detección de estrés mediante mapas de termografía de alta resolución.
Como conclusión diremos que la situación futura nos va a empujar a riegos cada vez más deficitarios y tenemos que saber que la tecnología nos permite regar más cono menos agua, conocer qué variedades son capaces de resistir estas condiciones de cultivo y potenciar su mejora genética para su incorporación al sistema productivo.
Es preciso potenciar también el desarrollo de nuevas infraestructuras que permitan el aprovechamiento agrícola de recursos hídricos alternativos, como las aguas de escorrentía o las aguas residuales tratadas. Las nuevas alternativas tecnológicas en recursos hídricos, basadas en desalación, reutilización de aguas y optimización de los sistemas de programación y manejo de riego, supondrán una clara oportunidad de desarrollo tecnológico.
El resultado final permite una reducción del impacto medioambiental de los regadíos con respecto al nivel actual, y el desarrolle de una industria tecnológica de referencia que lidere el sector ''agua y agricultura'' a nivel mundial.
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