ESPAÑA 03/03/2009
El Ministerio de Agricultura ha publicado un informe en el que asegura que el 63% de los hogares no diferencia el aceite de oliva virgen extra del resto de aceites de oliva. ASAJA Málaga arroja algunas aclaraciones al respecto y explica cómo está elaborado cada aceite y qué características identifican a cada uno de ellos
Recientemente, el Ministerio de Agricultura comprobó que el 63% de los hogares y el 55% de los establecimientos de hostelería no conoce las cualidades ni diferencia el aceite de oliva virgen extra del resto de aceites de oliva. Este asunto ha sido precisamente uno de los caballos de batalla de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) de Málaga: la claridad en la denominación de los productos que ponemos en el mercado. “El aceite de oliva debería ser un producto muy conocido por los consumidores pero, dada la complejidad de los etiquetados, muchos de ellos, incluso me atrevería a decir que muchos olivareros, no reconocen cuál es el aceite que están comprando”, comenta Baldomero Bellido, técnico de Asaja.
¿Qué tipo de aceite compramos? ¿Hay mucha diferencia entre un aceite de oliva, un aceite de oliva virgen y un aceite de oliva virgen extra? ¿Qué es el aceite de orujo de oliva? Éstas son muchas de las cuestiones que se plantean y que la nomenclatura de las etiquetas no ayuda a despejar.
A pesar de que la normas de comercialización llevan tiempo aplicándose, Baldomero Bellido reconoce que existe una lucha entre los productores, “que pretendemos que se dé valor y se reconozca el aceite de mejor calidad, y los envasadores, a los que realmente les interesa una nomenclatura llamativa de cara al consumidor sin la obligación de definir la calidad real de producto”.
Los principios generales del etiquetado exigen que no se debe inducir a error. Pero esto no siempre es así. Por ejemplo, se denomina a un tipo de aceite (virgen + refinado) con el nombre genérico “aceite de oliva”. “Lo que se etiqueta como aceite de oliva, añade Baldomero Bellido, lo es, pero además lleva una parte que no se obtiene directamente de la aceituna, sino de un aceite virgen con una acidez superior a 2 grados, denominado aceite lampante, al que se somete a un proceso de refinación en el que se alteran sus características originales”.
El mejor aceite, manifiesta Bellido, es el virgen extra, que se obtiene directamente de la aceituna y sólo mediante procedimientos mecánicos. No puede tener defectos (es decir, que en su cata no se hayan observado sabores y olores que le resten calidad) y una acidez libre por debajo de 0,8 grados.
Le sigue en calidad el aceite de oliva virgen, que al igual que el anterior, se obtiene directamente de aceitunas y sólo mediante procedimientos mecánicos. Se diferencia del extra en que puede tener algún defecto organoléptico (que el consumidor no llega a apreciar y sólo se descubre en catas muy especializadas) y una acidez por debajo de 2 grados.
En el ranking de calidad ocupa el tercer puesto el aceite de oliva, que en la actualidad viene seguido por normativa de la coletilla “Contiene exclusivamente aceites de oliva refinados y aceites de oliva vírgenes”. Así debe figurar en la etiqueta. Este aceite, explica el técnico de ASAJA, contiene aceites de oliva lampantes (con acidez superior a 2 grados y que no se puede consumir por sí solo) que se han sometido a un tratamiento de refinado y aceites obtenidos directamente de las aceitunas (aceites vírgenes). Es decir, ya no es sólo zumo de aceituna natural.
Y en cuanto al aceite de orujo de oliva, recordar que es aquél que surge tras varios procesos de transformación, aprovechando el aceite que queda en la parte sólida de la aceituna (hueso y pulpa). Éste se somete a un tratamiento de refinado y se le añade posteriormente aceite virgen para darle olor y sabor.
En algunos comercios están apareciendo aceites de oliva (los que contienen refinados y virgen mezclados) seguidos de las palabras “suave” o “intenso”. Dichos atributos, indica Bellido, “no se podrían indicar en el etiquetado, pero los envasadores argumentan que estos calificativos tan sólo hacen referencia al color y que, al no estar regulado en la norma, sí pueden indicarlo”.
En cualquier caso, ASAJA Málaga recomienda a los consumidores que, ante las ofertas que se anuncian, comprueben si se trata de un aceite de categoría superior o, por el contrario, es un aceite de categoría inferior y de ahí que realmente le corresponda un precio inferior.
Estudios que avalan sus beneficios
Que el consumo de aceite de aceite de oliva está asociado a numerosos beneficios para la salud no escapa ya a nadie, pero la premisa coge cuerpo si grupos de expertos avalan estas bondades tras realizar estudios rigurosos.
Uno de ellos es el realizado por la Unidad de Lípidos y Arteriosclerosis del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba en pacientes con altos niveles de colesterol. La investigación puso de relieve que el aceite de oliva virgen es la única grasa vegetal que mejora la dilatación de las arterias. El trabajo constata que cuando se consume aceite de oliva virgen, rico en compuestos antioxidantes como los polifenoles, se dilatan mejor las arterias que cuando se toman otros tipos de aceites desprovistos de estas sustancias. Pero estos beneficios sólo se dan con la ingesta de aceite de oliva virgen o virgen extra, y no con el aceite de oliva tradicional. Así, los aceites más ricos en estas sustancias suelen presentar tonos verdosos parecidos al de la aceituna, un sabor amargo y se prensan en frío, ya que si se emplean métodos en caliente los antioxidantes se queman.
Asimismo, un grupo de científicos de la Universidad de Filadelfia ha descubierto propiedades antiinflamatorias en el aceite de oliva: uno de sus componentes, el oleocanthal, es similar al ibuprofeno, por lo que alivia el dolor y reduce la inflamación.
Otros trabajos demuestran que la dieta mediterránea, basada principalmente en el consumo de aceite de oliva, influye en la prevención de determinadas patologías, como el descenso del riesgo de padecer enfermedades cardíacas o cáncer de mama y pulmón. Razones de más para recordar porqué el aceite de oliva virgen se ha convertido en el oro líquido.