La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) denuncia que la incertidumbre en los precios que reina en este arranque de la campaña de la chufa está retrasando la recolección, lo que puede amenazar la necesaria rotación hacia otras hortalizas. Más de tres semanas después de que comenzara la temporada y a causa de la indefinición en el precio por parte del comercio sólo se han recogido y lavado poco más de un millón de kilos de este tubérculo.
“Una vez arruinada la campaña del caqui y la del arroz, el único producto del campo valenciano que había mantenido su rentabilidad en los últimos años ve amenazado ahora también su futuro”, se lamenta el presidente de esta organización agraria, Cristóbal Aguado, quien recuerda que la pésima situación del sector primario es la que conducirá el próximo fin de semana a realizar la “mayor movilización de las dos últimas décadas”.
Efectivamente, la chufa era hasta el momento la excepción que confirma la regla de la ruina general del campo valenciano. Su mantenimiento, la estabilidad en los precios y una demanda creciente habían sido hasta ahora factores determinantes en el freno a la expansión urbanística en la comarca de L’Horta Nord, donde se concentra este cultivo. La salida hacia la industria horchatera de más del 90% de su producción y en menor medida, la artesanal, han permitido durante los últimos lustros la consolidación de un floreciente negocio basado en un producto con una estructura de la propiedad minifundista pero con una calidad propia, diferenciada y amparada en la Denominación de Origen ‘Horchata de Chufa de Valencia’. “De poco servirá que el Ayuntamiento de Valencia apruebe un Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para proteger el suelo de la Huerta o un Plan de Acción Territorial como el que está trabajando el Consell si el principal cultivo que la sostiene está hoy en peligro”.
AVA-ASAJA aconseja a los agricultores que, hoy más que nunca, defiendan un precio por kilo para su cosecha y que no la cedan sin tenerlo antes garantizado. En este sentido, la organización agraria recuerda que el tubérculo se puede mantener en perfecto estado bajo tierra hasta marzo o incluso abril. No obstante, de prolongarse esta situación, el problema se arrastraría a otros cultivos hortícolas que —como la cebolla, la patata, coles o pimientos- suelen plantarse en rotación una vez concluye la temporada de la chufa. “La mayoría de las parcelas de la Huerta están arrendadas y si no se saca rendimiento a la chufa, sus propietarios no las trabajarán, ni se explotarán después para otras hortalizas, con lo que se acelerará el grave proceso de abandono que ya sufre esta zona, provocando un serio problema de salubridad incluso a las zonas urbanas de su entorno”, advierte Aguado