Brasil 23/09/2008
El año pasado, Luciano Alves cosechó cerca de 3.000 hectáreas de legumbres, maíz y granos en su campo en el sur de Brasil. Este año, planea cultivar cerca de 3.500 hectáreas. Alves cree que ese aumento se debe a Luiz Inácio Lula da Silva, el Presidente de Brasil.
''El gobierno nos está ayudando a financiar la compra de nueva maquinaria. Nos dan una tasa de interés más baja y más tiempo para pagar los préstamos. Es algo vital'', afirma Alves.
Sin embargo, Argentina, el otro motor agrícola de Sudamérica, está respondiendo de forma opuesta.
Preocupado por la ola inflacionaria mundial, el gobierno de la Presidenta Cristina Fernández incrementó los impuestos a las exportaciones de algunos cultivos, una movida destinada a mantener bajos los precios de los alimentos a nivel doméstico, al incentivar la oferta dentro del país.
''En Argentina, el gobierno está tratando de obtener dinero para subsidiar otros sectores de la economía'', afirma Eduardo Cucagna, presidente de Semillas FN. ''Pienso que Brasil está haciendo lo opuesto, adaptándose mejor a lo que pasa en el mundo. Están haciendo las cosas bien''.
El gobierno de Lula da Silva recientemente anunció créditos agrícolas récord, como forma de impulsar a los agricultores brasileños a producir más, justo en un momento de auge de las exportaciones agrícolas, con el objetivo de impulsar la economía brasileña.
En la carrera por tomar ventajas en el mercado mundial de alimentos, Brasil tiene varias ventajas sobre Argentina. Es mucho más grande, con cerca de 70 millones de hectáreas cultivadas en la actualidad, más de dos veces lo que tiene Argentina. También tiene un abanico más amplio de exportaciones agrícolas. Mientras que Argentina es el segundo exportador de maíz más grande del mundo y el tercero en soya, Brasil es el primero o segundo exportador mundial en carne de vacuno, soya, jugo de naranja, pollo, azúcar y café. Y el gobierno brasileño quiere que el liderazgo se mantenga. En julio anunció una línea de crédito de US$ 49 mil millones para los agricultores, 12% más que el año anterior.
''Necesitamos darles más incentivos a los agricultores porque la gente está comprando y comiendo más'', afirma Reinhold Stephanes, ministro de Agricultura de Brasil. ''Esta es una oportunidad para aumentar la producción y las exportaciones y reducir el hambre en el mundo''.
El objetivo principal del gobierno brasileño es ayudar a los agricultores a expandir su superficie e incrementar su productividad. Se estima que en Brasil hay cerca de 100 millones de hectáreas no usadas que pueden ser cultivadas.
''Nuestra productividad no puede permanecer igual si la demanda mundial por alimentos crece. Tenemos que aumentar nuestra superficie cultivada'', afirmó Lula da Silva.
Sin embargo, en Argentina el gobierno intenta limitar, mediante impuestos, las exportaciones. De hecho, en vez de aprovechar la bonanza de precios, lo que ha logrado Argentina es tener una ola de protestas agrícolas.
A pesar que los enfrentamientos bajaron de intensidad luego de que el Parlamento argentino rechazara una nueva alza a los impuestos de exportación, el ambiente en el agro argentino es de inestabilidad y sospechas.
''La sensación es que el gobierno va a presionarnos nuevamente, por lo que es difícil que planifiquemos en el corto o el mediano plazo'', afirma Sean Cameron, un productor de granos.