ESPAÑA 08/09/2008
ASAJA Málaga denuncia que resulta imposible realizar una planificación de cultivos e inversiones si el Gobierno no controla el precio de abonos y carburantes y aporta soluciones fiscales que alivien el sector
El nuevo año agrícola comienza con malas noticias, sobre todo, para los agricultores de cultivo de cereales, que sufrirán las consecuencias del fuerte incremento de los costes de producción, mientras los precios de venta siguen una clara tendencia a la baja. “Estamos viviendo una situación de gran inestabilidad de precios en todos los sectores, pero en el campo la locura es generalizada. Hoy día, con las oscilaciones que encontramos, resulta prácticamente imposible realizar una planificación tanto de cultivos como de inversiones”, declara Carlos Blázquez, secretario general de ASAJA Málaga.
Los agricultores, añade Blázquez, se encuentran desorientados ante los vaivenes de los precios, por lo que les resulta muy complicado hacer unas previsiones de futuro. En el caso de los cultivos herbáceos, la situación es aún más desconcertante. Los cultivos extensivos de secano más importantes de la provincia de Málaga (trigo duro, trigo blando, cebada y girasol) han estado durante años con unos precios muy bajos, tan sólo con algunas oscilaciones puntuales. En cambio, en el año 2007, los precios subieron de forma desorbitada e inesperada. “Tan inesperada fue la subida que la mayoría de los agricultores no pudo beneficiarse de esta situación porque muchos ya habían vendido su producto en cosechadora cuando los precios aún no eran tan elevados”, se lamenta Blázquez.
Sorpresa ante el balance
El caso más extremo fue el del trigo duro: en la cosechadora el precio se situó en 0,19 euros y se llegó a pagar hasta 0,45 euros, es decir, casi dos veces y media más. A esta buena situación había que añadir que entonces sólo habían subido los gastos de producción un 1%, mientras que los ingresos experimentaron un incremento del 42%.
Ante esta expectativa, los agricultores decidieron retomar con fuerza un cultivo que durante años había perdido su atractivo, dispuestos a invertir en abono y labores para esta campaña recién recogida. La sorpresa del balance ha sido mayúscula: los gastos han subido un 34% de media y los precios de venta han experimentado un descenso del 10%. “Este desconcierto de precios genera una cierta desconfianza en el agricultor. Este año esperábamos precios altos, la subida no se ha mantenido pero los gastos se han disparado, con lo cuál, la rentabilidad es similar o más baja, pero eso sí, arriesgando más dinero”, manifiesta el secretario general de ASAJA.
Según anticipa Blázquez, la media prevista de subida de gastos para este año es aún mayor, sobre todo, por el precio de abono y gasóleo. Se estima en un 12% más, a lo que hay que sumar el 34% del año pasado. Y, sin embargo, no está demasiado claro que los precios actuales de venta se incrementen de forma importante. De hecho, en ciertos productos, como la cebada, se respira un ambiente bajista.
“Ante esa situación es lógico que el agricultor no se arriesgue y no quiera afrontar gastos que más tarde no se vean recompensados. Por esta razón, ASAJA solicita de forma reiterada un control en el precio de los abonos y carburantes así como medidas fiscales que alivien la situación de los agricultores malagueños, como podría ser la revisión de los índices de módulos de estos cultivos, que están muy alejados de la realidad”, concluye el responsable de ASAJA.