El Príncipe afirmo en una entrevista que la agricultura genética amenaza al mundo con un desastre ecológico de proporciones no conocidas hasta ahora.
En declaraciones a un diario britanico, el heredero del trono denuncia que las multinacionales del sector llevan a cabo un experimento con la naturaleza y el conjunto de la humanidad que ''ha tomado un camino totalmente equivocado''.
Confiar en que esas grandes empresas de semillas van a proporcionar los alimentos que necesita el mundo es un error del que resultará un desastre total'', advierte Carlos de Inglaterra.
El Príncipe expresa al mismo tiempo el temor de que lleguen a escasear un día los alimentos por culpa del daño causado a la naturaleza por tales experimentos científicos.
''Deberíamos hablar de seguridad alimentaria y no de producción de alimentos: eso es lo que importa y lo que entiende la gente'', afirma.
Los pequeños agricultores, en particular, van a ser víctimas de esas ''gigantescas corporaciones'' dedicadas a la producción masiva de alimentos.
''Si creen que ése es el camino -pronostica- lo que vamos a tener serán millones de pequeños agricultores de todo el mundo expulsados de sus tierras hacia horribles aglomeraciones urbanas que serán insostenibles, imposibles de gestionar, degradadas y disfuncionales''.
El Príncipe se refiere en la entrevista al extenso daño ecológico que han causado en la India el intento de producir alimentos mediante la tecnología genética.
''Hay que fijarse en la revolución verde de la India. Funcionó algún tiempo pero ahora se paga el precio. Yo he estado en el Punyab, donde se ven los desastres resultantes de la excesiva demanda de regadío porque las semillas híbridas producidas exigen enormes cantidades de agua''.
''El agua potable ha desaparecido. Tienen enormes problemas con el nivel del agua, con los pesticidas y otro tipo de complicaciones que aparecen sólo ahora'', explica.
El llamado ''lobby'' transgénico, que representa a las multinacionales del sector, ha aumentado últimamente sus presiones para que los gobiernos europeos autoricen más cultivos transgénicos con el argumento de que servirán para abaratar los precios de los productos agrícolas y combatir la escasez de alimentos.