Chile 17/07/2008
A pesar de la coyuntura poco favorable por el alza de los fertilizantes, la papa vive un momento expectante. Nuevos proyectos industriales aumentarán la demanda por la producción sureña y la gran riqueza genética de las papas nativas permite exportar variedades made in Chile.
A los pies del cerro Punta, en pleno Panamá, Julio Kalazich lucía en 2006 como un profeta fuera de su tierra.
El director de la sede Remehue del Instituto de Investigaciones Agropecuarias recibía las congratulaciones de los agricultores panameños. Tradicionales importadores de semillas de papa desde Alemania y Estados Unidos, los centroamericanos acompañaron a Kalazich a observar la cosecha experimental con semillas Karu Inia ''made in Remehue''. El resultado sorprendió a los centroamericanos, pues la variedad chilena logró 75 toneladas por hectárea, 50% más que otras de países desarrollados. Un anticipo de lo que ocurriría en Chile con el tubérculo.
Aunque en otros tiempos se la consideró diabólica, la papa hoy es reverenciada en las cocinas de todo el mundo. Es uno de los alimentos más completos que existe, tiene alto valor nutritivo, genera más alimento por hectárea que los demás y, muy importante en tiempos de calentamiento global, consume menos agua. Sus virtudes llevaron a la FAO a declarar a 2008 como el año internacional de la papa.
En Chile permanece en el cuarto lugar entre los cultivos más importantes, con casi 56 mil hectáreas. Pero su suerte comienza a cambiar. El sur del país no sólo posee condiciones de clima y suelo muy favorables para el cultivo, sino que las mejores condiciones fitosanitarias del mundo para hacerlo. Y si a eso se suma que sus posibilidades de comercialización son múltiples, la papa adquiere un nuevo rostro.
''Esto es una oportunidad para desarrollar una gran industria dedicada a la producción de semillas de alta calidad, de papas destinadas al consumo fresco y para la elaboración de productos procesados de excelente calidad. Sólo la Región de los Lagos tiene un potencial superior a los 3,5 millones de toneladas de papa, siete veces más que las que produce hoy. Holanda, en una superficie que es el 60% de la X Región, produce 8 millones de toneladas. Eso sí, hay que generar la salida comercial a una producción de esa envergadura, potenciando la agroindustria y preparando al sector productor'', señala Julio Kalazich, quien además es jefe del Programa de Mejoramiento Genético de la Papa.
O sea, Chile lo tiene todo para convertirse en potencia. Vistas así las cosas, se entiende por qué este cultivo vive un renacer. A continuación los principales factores que lo empujan.
ENTRAN LOS GRANDES
El alza de los insumos, especialmente de los fertilizantes, entre ellos del fósforo - del que depende su producción- , tiene a la próxima producción en ascuas. Lo más seguro es que los 9,7 millones de quintales cosechados en la temporada 2007/08 bajen en la nueva campaña que ya se inició. Este retraso temporal esconde un cambio estructural: los pequeños productores se están retirando del negocio, mientras los grandes hacen su ingreso. La razón está en que invertir casi cuatro millones de pesos en una hectárea no es como para conseguir la plata y quedarse muy tranquilo. Es decir, muchos no podrán encarar la producción. Además, para que sea negocio ya no se necesita sólo tierra, semilla y esperar que el cielo ponga el resto. Hoy la obligación es tener riego y mecanizar todas las labores, incluida la cosecha. Eso deja en el camino a muchos pequeños productores y abre la puerta sólo a quienes tienen espaldas suficientes y pueden manejar grandes extensiones.
''Antes se decía que el 76% de la producción estaba en manos de pequeños productores, pero eso va a cambiar drásticamente. Se va a ir a producciones de 100 hectáreas hacia arriba por costos y por la competencia de la papa argentina que viene mejor presentada'', señala Walter Stange productor de la zona de Frutillar.
LA INDUSTRIA COMO MOTOR
La demanda de los consumidores por productos rápidos de consumir y cocinar está produciendo un cambio de paradigma en el sector papero chileno. Si bien la mayor parte todavía va a consumo en fresco, un creciente porcentaje se está dedicando como materia prima para alimentos procesados factibles de ir a la exportación, como prefritos congelados, puré, harina, hojuelas, papas deshidratadas, almidón y derivados como dextrinas y alcoholes.
Por ahora, la industria procesadora absorbe aproximadamente unas 125 mil toneladas de materia prima.
La última inversión corresponde a la empresa canadiense McCain, que construye una planta procesadora de puré en Freire, IX Región, con una inversión de 8,2 millones de dólares y que estará operativa en marzo del próximo año. También está la empresa Unisur, que exporta papa procesada a varios países sudamericanos, Everscrip que produce papa para el mercado interno.''En unos 10 años, la industria podría absorber un volumen cercano a las 500 mil toneladas'', señala Emilio Schnettler, presidente de la Asociación Chilena de la Papa.
RIQUEZA GENÉTICA
La otra veta es proteger y desarrollar aun más el variado y rico patrimonio genético que existe en el país, tarea en la que sobresale la labor del profesor Andrés Contreras, de la Universidad Austral de Chile, quien ha rescatado del olvido y la casi extinción a una gran cantidad de papas nativas de diversas formas, tamaños, colores y sabores.
Ya suman 286 los tipos de papas nativas registradas, luego que el Ministerio de Agricultura agregara otras 64 a la lista en mayo pasado (ver infografía).
''Fue un gran hito internacional. Eso significa que nadie podrá apropiarse de ese material, inscribirlo y percibir royalties'', señala Andrés Contreras.
Añade que el uso del material nativo permitirá desarrollar nuevas variedades.Por ejemplo, resistencia a enfermedades importantes. Eso le permitiría al país exportar tecnología, cosa que no muchas actividades puede comentar.
''El futuro es ofrecer variedades funcionales y gourmet, con las variedades de colores y con el contenido de antioxidantes de su pulpa'', explica Contreras.
MEJORAR LA TECNOLOGÍA
Son varios los elementos que se requieren para que este potencial pueda estallar, a pesar del cambio tecnológico que se viene dando en la última década, donde perdieron importancia algunas zonas y ganaron otras como Osorno, Valdivia y Ranco, en los Lagos y los Ríos, y la zona de Vilcún, en la Araucanía. Transformar en realidad todo lo anterior requiere profundizar la transferencia de tecnología. ''Todavía hay miles de productores y hectáreas que utilizan muy poca tecnología y, por lo tanto, no alcanzan su potencial; tienen rendimientos bajos y, sobre todo, mala calidad'', señala Emilio Schnettler.
Su foco tiene que estar en la desinfección de semillas, la fumigación del suelo y expandir el riego tecnificado, ya que todavía es mayoritaria en el secano.
Entre las tareas más urgentes, según Julio Kalazich, está reducir los costos de producción. Eso significa hacer más eficiente el uso de fertilizantes y agroquímicos con dosis adecuadas; generar sistemas de control integrado de enfermedades, con alertas tempranas para aplicar a tiempo los productos.
EL SUEÑO EXPORTADOR
A pesar de los altos costos y la competencia por la tierra con otros cultivos de altos precios, la apuesta llega incluso a plantear desafíos mayores.
''Yo aspiro a que el cultivo de la papa se convierta en una segunda salmonicultura para la zona sur. En unos cinco años podemos llegar a exportar cien millones de dólares en productos procesados de papas y después saltar a 200 a 300 millones de dólares'', señala Schnettler.
En esta gran tarea se requiere el desarrollo de nuevas variedades más resistentes a enfermedades con las que se puedan producir grandes volúmenes, con alta calidad y a precios competitivos.
Eso es lo que podría alcanzarse si se cumplen los objetivos del recién inaugurado ''Consorcio Papa Chile''.
''La idea es aumentar la competitividad con la creación, producción y comercialización de variedades que se adapten a los requerimientos de los mercados y que generen ingreso por concepto de royalty por propiedad intelectual, ya que el Inia cederá al consorcio la exclusividad del uso de variedades como Karu Inia y las que lance al mercado este año y en los próximos'', plantea Kalazich.
El presidente del consorcio, Patricio Avilés, señala: ''Es una oportunidad para avanzar en la profesionalización del cultivo de la papa''.
Avilés encabeza un GTT de 12 productores que cultivan más de mil hectáreas. ''Conocemos el tremendo potencial que tiene el cultivo de la papa en Chile para los productores que se adapten a los tiempos'', dice.