ESPAÑA 31/03/2008
El área comprendida entre Amsterdam y Frankfurt registra las mayores concentraciones de CO2 de toda Europa. Las imágenes obtenidas por el satélite avalan las denuncias de COAG Almería acerca del alto grado de contaminación producido por el uso intensivo de combustibles fósiles para calentar los invernaderos centroeuropeos
El cambio climático y el efecto invernadero ocupan desde hace tiempo un lugar prioritario en las agendas políticas de los países de Centroeuropa. La preocupación es grande y fruto de esta inquietud se emprenden continuamente diferentes estudios que intentan calibrar los niveles de CO2 presentes actualmente en la atmósfera.
Encuadrado en esta línea de trabajo, el sensor ‘Sciamachy’, instalado a bordo del satélite ambiental Envisat de la Agencia Espacial Europea, ha captado por primera vez la distribución regional del dióxido de carbono generado por las actividades humanas. Las imágenes revelan un nivel muy elevado de CO2 sobre la región comprendida entre Amsterdam (Países Bajos) y Frankfurt (Alemania). Cada año se liberan a la atmósfera 30.000 millones de toneladas de CO2 procedentes de actividades humanas, principalmente mediante el quemado de combustibles fósiles, el transporte y la producción de energía. En este sentido, los invernaderos centroeuropeos se caracterizan por el uso intensivo de potentes sistemas de calefacción para mantener la temperatura de los cultivos. La combustión producida por estos calefactores deriva en la emisión a la atmósfera de millones de toneladas de dióxido de carbono al año. Frente a este modelo, la agricultura de Almería se caracteriza por una escasa dependencia de los factores energéticos y constituye un sumidero natural del CO2 emitido por el resto de sectores industriales de la provincia.
Nuestra organización agraria tiene constancia, a través de las embajadas de estos países en España, de la preocupación creciente en Centroeuropa acerca de los altos niveles de contaminación producidos por sus modelos agrícolas. Por ejemplo, el Gobierno holandés se ha planteado, como una de sus prioridades en política agraria para esta legislatura, evitar la creciente dispersión de los invernaderos hortícolas, ya que esto impide un uso más racional de la energía y por tanto avanzar en la política impulsada por el Gobierno de apoyo a la introducción de técnicas que hagan un uso más eficiente de la energía en los invernaderos.
COAG inició con motivo de Fruitlogística 2007 la campaña ‘Por una agricultura sin emisiones’, que caló muy hondo entre las comercializadoras de Centroeuropa. Según los datos recabados por los Servicios Técnicos de COAG Almería, el uso de sistemas de calefacción en las explotaciones agrarias europeas triplica las emisiones de CO2 a la atmósfera. Un agricultor centroeuropeo emplea 17.712 kilos de combustible al año para calentar una hectárea de cosecha, lo que significa que en países como Alemania y Holanda se necesitan 0,32 kilos de gas propano para producir un kilo de hortalizas. En opinión de COAG, se trata de un coste energético desproporcionado e insostenible, que contribuye decisivamente a aumentar el calentamiento global.
Algunos datos expuestos por COAG dentro de esta campaña son bastante significativos:
- El 50% de las emisiones de CO2 en Europa son producidas por los sistemas de calefacción
- El uso de calderas y calefactores en los invernaderos triplica las emisiones de CO2 a la atmósfera, según datos aportados por los propios fabricantes
- Entre 1990 y 2003, los invernaderos holandeses aumentaron un 12% sus emisiones de CO2
- Las emisiones de dióxido de carbono producidas por los invernaderos de Holanda ascendían en 2003 a 6,44 millones de toneladas.
El instrumento ‘Sciamachy’ está financiado por el Gobierno de Alemania mediante el Centro Aeroespacial Alemán (DLR), por el Gobierno neerlandés mediante la Agencia de Programas Aeroespaciales de los Países Bajos (NIVR), y por el Gobierno de Bélgica mediante BIRA-IASB.