ESPAÑA 01/02/2008
En concreto, Rusia plantea un LMR (los restos de productos que quedan sobre la piel) para la sustancia activa llamada ‘Clorpirifos’ de sólo 0,005 miligramos por kilo (mg/kg), cuando en Europa esta cifra se sitúa en 2 mg/kg para las mandarinas, 0,3 mg/kg en naranjas y 0,2 mg/kg en limones. El mismo abismo existe entre lo exigido en la UE para el ‘Imazalil’, de 5 mg/kg y lo defendido por el país ex comunista, 0,1 mg/kg. Si el primer producto es con diferencia el más usado para combatir en el campo muchas plagas (especialmente de cochinillas), el segundo es el que con mayor frecuencia se aplica en los almacenes para retrasar el podrido de la fruta.
El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, ha remitido una carta al Ministerio de Agricultura y a la Comisión Europea (CE) para que “se pongan las pilas y veten este indignante protocolo”. Una norma que Aguado considera que se trata de un “chantaje que, además de ser arbitrario, va contra el sentido común más elemental”. Para el responsable agrario, regulaciones como las que ahora se quieren imponer en materia de residuos “no servirán para velar por los consumidores sino que serán usadas para negociar cuestiones que nada tienen que ver con la agricultura” por lo que exige a los responsables comunitarios que dejen de “arrastrarse” en la negociación y rectifiquen esta “burla a la razón”.
La oleada de reacciones adversas a esta norma, entre ellas la que denunció públicamente AVA el pasado 16 de enero, obligó a retrasar la firma del citado protocolo, que la CE y Rusia tenían previsto rubricar durante la ‘Semana Verde’ de Berlín celebrada entre el 18 y el 27 de enero. De hecho, el documento fue debatido y consensuado en sus puntos básicos los días 27 y 28 de noviembre y ya se advirtió que entraría en vigor el próximo mes de julio. El presidente de AVA lamenta, en este sentido, que la negociación con Rusia fuera asumida desde Bruselas “no por quien más debiera conocer la polémica sobre residuos, que en lógica sería la Dirección General de Agricultura, sino por la Dirección de Sanidad y Consumo” lo que, a juicio de Aguado, “ayuda a comprender el desaguisado que han provocado”.
Como ya denunció esta organización, la nueva norma propuesta rebaja sin justificación los LMR ya establecidos en Europa para la mayor parte de productos usados en la hortofruticultura, obliga a presentar para cada envío un certificado que asegure su cumplimiento y que sólo podrá ser expedido por laboratorios oficiales rusos –una medida inédita que además niega el derecho a recurrir a un auditor independiente externo- e incluso reclama que éste vaya acompañado de un boletín informativo, distinto a los que ya se usan habitualmente y que aseguran la trazabilidad de las frutas, en el que se detallen todos los fitosanitarios usados durante su ciclo productivo y durante el envasado Rusia es un mercado con gran potencial de crecimiento que es clave para la citricultura valenciana porque permitiría diversificar sus envíos más allá de Europa.
De hecho y gracias a las líneas marítimas directas al puerto de San Petersburgo abiertas hace semanas, en lo que llevamos de campaña casi se han triplicado las partidas de cítricos que han llegado a aquel destino, que ya es el segundo país tercero con mayores exportaciones (a finales de enero, acumula algo más de 27.000 toneladas por las 10.000 del año pasado por estas mismas fechas).