La herramienta, un “marco analítico” diseñado por un equipo de economistas de la FAO, el Instituto Copérnico de la Universidad de Utrecht y el Oeko-Institut de Darmstadt, fue analizada en una reunión de dos días por expertos del Proyecto de Bioenergía y Seguridad Alimentaria (BEFS, por sus siglas en inglés) de la FAO. Financiado por Alemania, este proyecto de tres años tiene como objetivo asegurar que la bioenergía no perjudique a la seguridad alimentaria mundial.
El marco analítico permite a los gobiernos interesados en entrar en el sector bioenergético calcular el efecto de las decisiones de su política en la seguridad alimentaria de sus poblaciones. La bioenergía puede afectar a los precios alimentarios y a los ingresos de la población rural y por tanto tiene importantes consecuencias – tanto positivas como negativas – para la seguridad alimentaria.
Resultados positivos
La aplicación del marco analítico permitirá a los creadores nacionales de políticas minimizar las consecuencias negativas mientras se maximizan los resultados positivos.
Una condición previa para ejecutar el marco es el establecimiento de un escenario de desarrollo de la bioenergía, un proceso en el que la FAO ayuda a los gobiernos a definir claramente sus opciones de política bioenergética y las diversas estrategias posibles para llevar a cabo estas opciones.
A través de cinco pasos, el marco analítico permite evaluar: el potencial técnico de biomasa; los costes de producción de biomasa; el potencial económico de la bioenergía; las consecuencias macroeconómicas; el impacto nacional y doméstico y las consecuencias para la seguridad alimentaria.
Hogares vulnerables
Un análisis de los resultados permitirá determinar el potencial bioenergético real así como los hogares más vulnerables cuya seguridad alimentaria está en peligro.
Para ello se usarán las herramientas existentes de modelos matemáticos como el Quickscan, que calcula la bioenergía mundial potencial hasta 2050, y el COSIMO de la FAO, que modela el sector agrícola en un elevado número de países en desarrollo.
El marco será experimentado sobre el terreno en tres países (Perú, Tailandia y Tanzania), antes de que la metodología esté disponible para la comunidad internacional en general.
Kyoto II
Alexander Müller, Subdirector General para Recursos Naturales y Medio ambiente, dijo que la FAO hará todos los esfuerzos para garantizar que las cuestiones de seguridad alimentaria estén sobre la mesa cuando se negocie el acuerdo que suceda al Protocolo de Kyoto. También advirtió que aunque el cambio climático podría reducir el rendimiento de los principales cultivos de África Subsahariana hasta un 40 por ciento en los próximos 25 años, la seguridad alimentaria no forma parte de la “hoja de ruta” de negociaciones aprobada en la Conferencia de Bali de la ONU en diciembre de 2007.
“El desafío será enorme para África Subsahariana”, subrayó Müller. Sin embargo, según los expertos, el desarrollo del sector bioenergético en África podría ayudar a mitigar los efectos del cambio climático en este continente.
La FAO está organizando una Conferencia de Alto Nivel sobre la Seguridad Alimentaria Mundial y los Desafíos del Cambio Climático y la Bioenergía, que tendrá lugar en Roma del 3 al 5 de junio de este año.