ESPAÑA 20/04/2007
Los expertos reunidos hoy han criticado la utilización de los Límites Máximos de Residuos (LMR) como un término toxicológico, cuando realmente se trata de un vocablo legal.
Alrededor de 180 personas han asistido hoy al Seminario Estatal de Hortalizas organizado por COAG en la cooperativa SUCA de El Ejido. Las conclusiones más destacadas extraídas de la jornada son:
- Las campañas de desprestigio que atacan al sector periódicamente utilizan casos puntuales y declaraciones interesadas, perjudicando al conjunto de los productores de manera injusta. Las administraciones deben intervenir, por un lado, controlando y persiguiendo aquellas actuaciones que se sitúan al margen de la legalidad y defendiendo y promocionando, por otro, al conjunto de los horticultores que cumplen con todos los requisitos y normativa vigente.
- Debe existir un apoyo claro tanto de la UE como de las administraciones competentes en el Estado español en pro de la seguridad alimentaria, ayudando al sector productor en su adaptación al cumplimiento de la normativa y suministrando información veraz que logre la confianza de la población para fomentar el consumo de nuestros productos a través de campañas de promoción eficaces.
- Por otro lado, los LMR (Límite Máximo de Residuos) son en muchas ocasiones una barrera comercial utilizada en su favor por las cadenas de distribución y se usan como un término toxicológico cuando realmente se trata de un vocablo legal. Se debe establecer de manera urgente una armonización a nivel comunitario de LMR para cada fitosanitario en cada producción, al objeto de prevenir problemas en la comercialización y evitar crisis alimentarias infundadas. Es incompresible cómo la UE aún no ha publicado los LMR temporales e instamos una vez más a que se establezcan para el inicio de la próxima campaña. Además, se debe impedir que las cadenas de distribución establezcan exigencias superiores a las legalmente establecidas y que los residuos sean un arma mercantil una vez se armonicen finalmente los LMR. Instamos a la UE a que actúe en este sentido en defensa de la libre competencia.
- La seguridad alimentaria debe aplicarse a todos los alimentos por igual independiente de su procedencia, de forma que se garantice el mismo nivel de seguridad a todo ciudadano. Las Administraciones deben realizar un control efectivo de las importaciones, en cuanto a cantidades, pero también en lo que respecta a la calidad y el respeto de las normas de seguridad alimentaria, sociales y medioambientales de la UE. Supone un agravio muy importante que los agricultores de la UE deban realizar elevadas inversiones para garantizar la seguridad alimentaria y el respeto al medio ambiente, mientras las importaciones no cumplen los mismos requisitos. Esto puede llegar a suponer una clara competencia desleal en el ámbito comercial entre los distintos países. En este sentido, es necesario llevar a cabo un control real de las importaciones e incrementar la dotación administrativa y financiera de las administraciones competentes, encargadas del control de los estándares de seguridad de los alimentos, en particular de los importados de fuera de la UE, que deben cumplir las mismas normas sanitarias que las producciones comunitarias.
- Es necesario tener claro el modelo de agricultura hacia el que nos dirigimos y encaminar todos los esfuerzos a perseguir el equilibrio entre rentabilidad y respeto al medio ambiente. El modelo de agricultura social que defiende COAG apuesta por producción de alimentos sanos, seguros, de buena calidad y a la vez debe mantener la capacidad productiva respetando el equilibrio medioambiental para satisfacer en cantidad y calidad las demandas del consumo. Las medidas en materia de seguridad alimentaria deben ser compatibles con la competitividad de las explotaciones. Nuestra horticultura es la más competitiva de la UE y debemos seguir luchando por mantener este status.
- Es claro que el camino que marca la normativa vigente en materia de fitosanitarios y sanidad vegetal es hacia la elevación del control y la reducción del uso de productos fitosanitarios, en el marco de la Estrategia Comunitaria para el uso sostenible de los pesticidas. El problema es el ritmo de implantación de estas disposiciones, que no tienen en suficiente consideración al agricultor, ni a los mal llamados “cultivos menores”: es necesario el fomento de paquetes tecnológicos y estrategias de actuación integradas, así como la formación adecuada respecto a las nuevas posibilidades tecnológicas y los requisitos legales. Por otro lado, es necesario incrementar los medios humanos y los recursos para la autorización de nuevos productos.
- El control biológico en el marco de la producción integrada puede ser un modelo productivo posible, y vemos cada día como se hace más necesario introducir estas técnicas en el manejo de las explotaciones, para reducir los residuos al máximo y racionalizar el uso de fitosanitarios. Pero hay que ser realistas: la aplicación ha de ser progresiva y no se puede pretender que toda la producción hortícola pase en un plazo excesivamente corto a aplicar este modelo productivo para el que hace falta formación de técnicos y productores, y tecnología eficaz, suficiente y al alcance de todos los agricultores y agricultoras.
- Es necesario que las Administraciones apoyen firmemente estas nuevas vías, ya sea económicamente, o a través de iniciativas para diferenciar claramente los alimentos producidos de manera más respetuosa con el medio ambiente, de modo que se genere un mercado que valore el esfuerzo realizado por los agricultores más concienciados con un uso racional de los productos fitosanitarios.