ESPAÑA 07/07/2006
Estas son las conclusiones básicas de la sectorial vitivinícola de ASAJA, que tras analizar con detalles los planes de comisaria europea de Agricultura para el sector del vino, rechaza punto por punto los principales aspectos contemplados.
En primer lugar, el pilar fundamental de la propuesta es el arranque de 400.000 hectáreas con un prepuesto de 2.400 millones de euros (el 40 % del presupuesto total de la reforma). ASAJA entiende que con la aplicación de ésta medida se corre un serio riesgo de desmantelamiento de determinadas zonas tradicionales productoras, con el consiguiente impacto económico, social y medioambiental. Además, la posibilidad de que la superficie arrancada se dedique a otras producciones produciría desequilibrios en otros sectores con las consiguientes distorsiones del mercado.
Por otra parte, la reforma propugna la liberalización total del sector a partir del 2013. Se plantea un régimen de restricción de los derechos de plantación que expiran el 1 de agosto de 2010. Permite la vinificación de mostos de Terceros Países. Desaparecen todas las medidas reguladoras de mercado, prestaciones vínicas , alcohol de uso de boca, almacenamiento..., y se pretende ordenar el mercado tan solo con arranques masivos de viñedo. En ningún momento en la propuesta se vela por la renta del productor que, en opinión de ASAJA, debería ser el principal objetivo de la reforma. Por último, ASAJA se opone al traspaso de fondos del sector vitivinícola a desarrollo rural (segundo pilar de la PAC) por lo que esto podría suponer de disminución presupuestaria.
Frente a este cúmulo de despropósitos, la sectorial vitivinícola de ASAJA pide a la ministra Espinosa que lidere un frente común de países productores comunitarios (Francia, Italia, Portugal y España) contra la reforma del vino propuesta por Fischer-Boel con la única finalidad de lograr que el texto sea retirado.
Para ASAJA, la futura reforma de la OCM vitivinícola debe asegurar para España, al menos, el mismo presupuesto que hasta ahora percibe de la UE (37,3% del presupuesto total) y la renta del productor debe ser el principal objetivo a defender, arbitrando los incentivos necesarios para ajustar la producción a la demanda del mercado.
Para garantizar esto, la nueva OCM debería establecer un sistema de ayuda a la hectárea orientada a mantener los ingresos de los productores y, en paralelo, medidas tendentes a incrementar la competitividad de los vinos europeos.