COAG rechaza la propuesta preferente de la comisión ya que pone fecha a la total liberalización del sector y olvida la renta del viticultor como principal objetivo de la reforma

El principal problema del sector vitivinícola no es que falte uva ni vino, sino las dificultades de acceso a los mercados y la falta de repercusión de los beneficios en la renta del agricultor. “Hay que luchar para que la renta del productor se consiga vía precios del producto y para ello se necesitan instrumentos que nos permitan acceder y posicionarnos en los mercados en aras de garantizar la renta de los agricultores como único medio de asegurar su permanencia y esto no es posible sin un decidido apoyo a la comercialización y modernización de estructuras. Debemos tener una vocación más comercial, porque nuestro problema no es el producto sino el mercado”, ha apuntado Manuel Sánchez-Brunete, responsable de Vino de COAG tras conocer la propuesta.

Tras conocer la propuesta de reforma de la OCM del Vino, presentada en la mañana de hoy por la Comisión Europea, la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos, COAG, realiza la siguiente valoración:

COAG comparte con la Comisión la necesidad de llevar a cabo una reforma en profundidad de la actual OCM y la necesidad de preservar una OCM específica para el sector. Asimismo, esta organización considera también necesario realizar un uso más eficiente del gasto presupuestario, para lo que es necesario un cierto grado de subsidiariedad: a distintos problemas, distintas soluciones. En este sentido, estamos de acuerdo con la opinión de la Comisión Europea de que ni el mantenimiento del actual statu quo del sector, ni la inclusión del sector vitivinícola en el Régimen de Pago Único, ni la total desregulación del sector sean las soluciones para la nueva OCM vitivinícola.

No obstante, COAG rechaza la propuesta preferente de la Comisión ya que pone fecha a la total liberalización del sector y olvida la renta del viticultor como principal objetivo de la reforma (el objetivo de la principal opción propuesta es obtener una industria vitivinícola sostenible y competitiva a largo plazo). En este sentido, esta organización considera que la reforma de la OCM del vino debe definir un nuevo modelo que corrija los problemas detectados anteriormente estableciendo una verdadera política vitivinícola que tenga como prioridad a los viticultores profesionales. También rechazamos la eliminación de todas las medidas de control del potencial de producción y de gestión del mercado y el reparto de su presupuesto asignado por Estados Miembros y su posible transferencia al segundo pilar de la PAC, ( desarrollo rural), que puedan ocasionar la cofinanciación de las ayudas.

POSIBLES OPCIONES DE REFORMA PLANTEADAS POR LA COMISIÓN EUROPEA

- Mantenimiento de la situación actual

La actual OCM no ha dado respuesta a algunos problemas ya planteados en la reforma de 1999, por lo que se hace necesario una nueva reforma. Ya que estos problemas son distintos en las diferentes zonas de producción, se requieren soluciones distintas y particularizadas, aunque partiendo de las mismas herramientas comunes, de las que algunas tienen que ir unidas a un presupuesto.

La actual OCM ha carecido de una orientación al mercado, al no poner las bases para que el sector pueda ser competitivo, careciendo de una organización vertical; no ha contribuido a mejorar la renta de los agricultores, puesto que la mayor parte de las medidas sólo han tenido una repercusión parcial en su renta. Por tanto, es necesaria una reforma en profundidad del actual sistema manteniendo un sistema de seguridad en situaciones de crisis.

- Reforma según la filosofía de la PAC

Pese a que este sistema instauraría un pago por superficie directamente al agricultor, se rechaza de forma rotunda el desacoplamiento de las ayudas al sector, mediante su incorporación al Régimen de Pago único puesto que llevaría asociada una liberalización de plantaciones y la supresión de todas las medidas actuales de mercado, renunciando por tanto a realizar una política vitivinícola y dejando al sector sin ninguna herramienta de gestión.

Aumenta el riesgo de deslocalización de la producción en algunas zonas productoras tradicionales hacia otras zonas donde el cultivo del viñedo es más rentable, lo que supondría el desmantelamiento del tejido productivo y social (desertificación) de estas zonas y produciría un importante impacto ambiental al favorecer los procesos de degradación del medio natural (desertización) y eliminación de los paisajes tradicionales y la sobresaturación en otras zonas productoras.

Un pago único sólo mejoraría, a corto plazo, la tesorería de las explotaciones, y además no permitiría una diferenciación entre los distintos modelos de producción. Para COAG es imprescindible que el nuevo modelo establezca una discriminación positiva hacia los productores profesionales con vocación de permanencia en el futuro y dispuestos a asumir su responsabilidad en una planificación vertical del sector.

Además, la instauración de este sistema, no implica una política de estructuración sectorial y no permite la instauración de medidas positivas de mercado que permitan un mejor posicionamiento de los productos vitivinícolas en el mercado mejorando su comercialización.

En un futuro previsible de apertura total, COAG entiende que debemos trabajar para que los productores obtengamos nuestra rentabilidad en el mercado mediante un mayor acercamiento al consumidor y un mayor acceso al valor añadido que genera nuestro producto. En este sentido COAG entiende que una ayuda directa a la hectárea no supondría una mejora en ésta dirección.

Con el presupuesto disponible, el pago desacoplado posible sería muy pequeño para un cultivo permanente como el viñedo y no compensaría la pérdida de las medidas de mercado y el descenso de los precios que se producirían para muchos productores

Un extremo de esta propuesta sería la completo desregulación del sector, lo que conllevaría la eliminación de la política vitivinícola comunitaria y la supresión de todo el presupuesto o su transferencia a la política de desarrollo rural. El fuerte ajuste requerido provocaría un severo impacto económico y social en las regiones afectadas.

- Reforma en profundidad de la OCM

Rechazamos ésta opción tal cual la presenta la Comisión. Supone poner fecha límite a la prohibición de nuevas plantaciones o lo que es lo mismo, el primer paso para la liberalización total, la eliminación de todas las medidas de mercado en su conjunto, el excesivo protagonismo que se le confiere al arranque y la gran cantidad de presupuesto que consume. Supone prácticamente la liberalización total en prácticas enológicas puesto que sobrepasa a la OIV y asume las prácticas enológicas de los acuerdos bilaterales. Además no presenta una política clara de medidas positivas de mercado con la que mejorar la comercialización de los vinos comunitarios, única garantía de continuidad de los viticultores a largo plazo.

Asimismo COAG se manifiesta en contra de que parte del presupuesto de la actual OCM sea transferido a políticas de Desarrollo Rural. Asimismo es vital para el sector vitivinícola europeo que se mantenga la prohibición de vinificación de mostos importados de terceros países.

COAG valora positivamente la puesta en marcha de una política subsidiaria aplicada mediante cheques nacionales. No obstante, la propuesta de la Comisión no concreta las medidas que serían financiadas por los cheques nacionales, cuestión ésta imprescindible antes de realizar una valoración más exhaustiva., ni los criterios por los que se efectuará el reparto entre países. COAG exige que se aplique el mismo criterio basado en la serie histórica que se ha utilizado en al reforma de la OCMs de otros cultivos.

COAG se muestra a favor del arranque definitivo del viñedo con las siguientes condiciones:

Debe ser una medida voluntaria para el agricultor,
Las parcelas arrancadas deben estar sujetas a condicionantes ambientales,
Limitar el arranque a un porcentaje de la superficie total en cada región para evitar un abandono masivo incontrolado,
El presupuesto asignado dentro de la OCM al abandono de viñedo no debe ser tan significativo como el propuesto por la Comisión.

La realidad es que hoy por hoy la falta de rentabilidad en muchas regiones productoras se están llevando a un abandono del cultivo.

La nueva OCM debe mantener todas aquellas medidas que se han mostrado útiles y eficaces para el funcionamiento general del sector, y siempre que éstas repercutan directa o indirectamente en el mantenimiento suficiente de la renta de los viticultores europeos, e introducir otras medidas nuevas orientadas a la modernización de las estructuras de producción, comercialización y promoción de los productos europeos, con el fin de incrementar su competitividad.

Por todo lo anteriormente dicho, COAG se muestra radicalmente opuesta a la -Variante A- de la propuesta de la Comisión por la que podría adelantar la total liberalización del sector al 2010 o incluso a 2008.