ESPAÑA 26/12/2006
La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos, COAG Andalucía considera que 2006 ha sido un año en el que, en líneas generales, se han mantenido las tendencias en política agraria, tanto a nivel regional y estatal como en la Unión Europea.
Ha sido un año marcado por la introducción del Pago Único, un sistema que, a pesar de que perseguía la simplificación de las gestiones, en realidad ha complicado el procedimiento, debido a la coexistencia de ayudas acopladas y desacopladas y, sobre todo, al cambio de filosofía en la concesión y tramitación de las subvenciones, que contribuye a desmotivar a los productores (al desvincular de la producción una gran parte de las ayudas).
Junto a esta circunstancia, hay que destacar que, según datos del MAPA, la renta agraria a nivel estatal descendió un 3,7 % en 2006. Esto significa que a pesar del gran esfuerzo inversor y de modernización realizado por el sector, las producciones agrarias no están generando mayor valor añadido para los agricultores y ganaderos, sobre todo por la caída de un 4% de los precios en origen y el aumento de un 3% de los costes de producción.
Por otra parte, en 2006 COAG ha visto la culminación con éxito de una lucha histórica como es la del régimen de ayudas del algodón. Su anulación por parte del Tribunal de Justicia de la Unión Europea supone el rechazo de un sistema que, en su primer año de aplicación, había provocado una reducción de la producción de alrededor del 65% respecto a la del año anterior. Además, significa un atisbo de esperanza en las futuras orientaciones que puede tener la política agraria comunitaria.
No obstante, las reformas que se han iniciado en este año y que culminarán en el primer semestre de 2007 (vino y frutas y hortalizas) se han planteado con la misma filosofía liberalizadora que las anteriores y primando el desacople de las ayudas, con lo cual continúan la tendencia de favorecer a las grandes corporaciones comerciales a coste de los agricultores profesionales.
En opinión de COAG, 2006 también ha sido un año en el que se han alcanzado logros importantes, como la aprobación de la Ley de Dependencia, que es fundamental para solucionar el déficit de servicios destinados a la atención y cuidado de las personas mayores dependientes en zonas rurales, dada su dispersión y despoblamiento.
También destacan los acuerdos en materia de seguridad social, con el nuevo sistema para el campo, que supone un avance en las prestaciones que reciben los agricultores y ganaderos.
Asimismo, el año que ahora concluye fue crucial en lo relativo a los precios. COAG ha puesto en marcha campañas como la del Mercado Agrario Transparente, que han tenido gran calado entre los ciudadanos. Gracias a este tipo de iniciativas, desarrolladas en colaboración con las organizaciones de consumidores UCE y Al Andalus, se desenmascara el abuso y la especulación que se produce en el mercado de productos agrarios, con grandes cadenas de distribución que pagan precios bajos a los agricultores y cobran precios muy altos a los consumidores. A pesar de lo avanzado en la sensibilización de la sociedad a este respecto, quedan pendientes grandes cuestiones como la ley de comercio o la ley de contratos.
Perspectivas de futuro
COAG espera que 2007 sea un año en el que los agricultores y ganaderos continúen avanzando en la defensa de sus derechos. Las declaraciones de la comisaria de Agricultura, Marianne Fischler-Boel, anunciando una revisión de la PAC en el año 2008, deben concienciarnos de la imperiosa necesidad de reorientar la política agraria, aplicando una redistribución del presupuesto comunitario que acabe con la situación actual: el 80% de las ayudas va a parar al 20 % de los productores.
En opinión de esta organización, el debate actual en torno a los fondos FEADER es una oportunidad política para establecer una reorientación de los criterios de aplicación de las líneas de apoyo a la actividad agraria, para conseguir un modelo social y profesional de agricultura: en definitiva, una agricultura con agricultores.
Porque ellos son uno de los principales agentes de vertebración del territorio, sobre todo en una comunidad como la andaluza, y los garantes de la conservación de los recursos medioambientales, del paisaje y de una forma de vida que forma parte de nuestras señas de identidad y de nuestras necesidades vitales.