ESPAÑA 02/11/2006
La celebración de la festividad de Todos los Santos trae consigo uno de los hitos de venta de flores de todo el año, igual que ocurre con fechas como San Valentín, Semana Santa o el Día de la Madre. En estos días, los productores realizan en torno al 15% de las ventas y reciben alrededor del 25% de sus ingresos anuales.
Aunque los gustos de los clientes incluyen opciones muy diversas, las variedades más demandadas para esta época siguen siendo las clásicas, es decir, el clavel y la margarita, seguidos del crisantemo y el gladiolo. Entre los colores que prefieren los clientes, destacan el blanco en el caso de la margarita; el blanco y el rojo en el clavel y el crisantemo, y el blanco y el rosa en los gladiolos.
Según los datos de COAG Andalucía, este año los precios han bajado ligeramente (por ejemplo, el año pasado el clavel se pagaba a 0,14 € y este año, se paga entre 0,10 y 0,11 €) aunque el volumen de ventas se mantiene respecto al que se registró en 2005 (un año que trajo consigo un importante descenso en relación a 2004).
Entre las causas a las que cabe atribuir el descenso de los precios, destaca el aumento de las importaciones de flor de países como Colombia, Kenia, Marruecos y Turquía, que suponen una seria amenaza para el sector productor andaluz.
Además, las altas temperaturas registradas en los últimos meses y las recientes lluvias (que han inundado algunos invernaderos) han perjudicado al estado de algunas flores. Sin embargo, esto no ha traído consigo un aumento del precio del producto.
En los últimos años, el sector ha vivido una importante reducción de la superficie de flor cortada, y sigue recibiendo ingresos parecidos por sus productos mientras los costes de explotación continúan creciendo. No obstante, los productores andaluces quieren seguir apostando por mejorar la calidad que nos distingue en los mercados internacionales y por intensificar las medidas de promoción en otros países para ampliar sus conocimientos sobre nuestros productos.
El sector de la flor cortada tiene un importante componente social ya que genera mucha demanda de mano de obra, especialmente en zonas donde el desempleo alcanza cotas altas. De él dependen unas 20.000 familias andaluzas, que se sitúan principalmente en las provincias de Sevilla y Cádiz. En esta última, la flor cortada supone el 21 % de la producción final agraria.