ESPAÑA 16/01/2006
La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) denuncia que se están recolectando de manera prematura ortaniques en las comarcas de La Safor y La Ribera sin que reúnan las condiciones organolépticas necesarias para su consumo, ya que esta variedad de mandarina debería recolectarse entre finales de febrero y finales de mayo, según el calendario de recolección de Intercitrus y aceptado por todo el sector.
La organización agraria afirma que esta práctica supone un “fraude para el consumidor” pues, en estos momentos, “no cumplen todos los parámetros de calidad” exigidos por la normativa española para el mercado en fresco. Por ello, AVA exige a la Conselleria de Agricultura que inspeccione los campos y almacenes y sancione a estos operadores comerciales que, con su actuación, “sólo pretenden enriquecerse ellos a costa de acabar con toda la campaña, por efecto dominó, desprestigiando al resto de operadores comerciales y estafando al consumidor”, criticó el presidente de AVA, Cristóbal Aguado.
AVA considera que estos operadores comerciales deberían ser “expulsados” de la profesión, por “su falta de ética y su egoísmo”, cuando todavía queda un volumen importante de mandarinas, de excelente calidad, pendientes de recolección, como las clemenules, en algunas comarcas, así como clemenvillas y hernandinas, en la Comunidad Valenciana.
Por otra parte, AVA también denuncia la presencia de cítricos valencianos “pasados, envejecidos, pansidos y podridos” en los lineales de numerosos puntos de venta que incumplen “las más elementales normas de calidad” y, encima, a un precio elevado.
Por ello, exige a la Conselleria de Sanidad, responsable de la higiene de los alimentos en los puntos de venta, que inspeccione los lineales agroalimentarios de los hipermercados, supermercados, tiendas y mercados de nuestra Comunidad, levante acta para que se retiren de la venta estos cítricos y sancione “de manera ejemplar” a los responsables para evitar que se “eche por tierra la buena imagen de nuestros cítricos”.
AVA insta a la Generalitat a que tome cartas en el asunto para controlar la calidad de los productos frescos que llegan al consumidor. “Una cosa es el liberalismo y otra la ley de la selva”, matizó Aguado.