ESPAÑA 31/01/2006
En la siguiente Tribuna, el responsable de ASAJA-Cuenca recuerda que cuando en 2003 la Unión Europea promovió una ayuda a los cultivos energéticos de 45 ¿ por hectárea, hasta un total de 1.500.000 hectáreas del territorio europeo, el sector de las oleaginosas se sintió de enhorabuena. Dos años después, todo son problemas.
Sobra decir que las complicaciones, a pesar de que la Consejería de Agricultura y la Dirección General insisten en que no las hay, son un freno para todos los que podrían acogerse a estas ayudas y no lo hacen, por miedo a sufrir retrasos en los cobros y problemas con los expedientes.
Tenemos que adquirir conciencia de que estas ayudas son especialmente importantes en países como el nuestro. Mientras que en Inglaterra o Alemania los altos índices de producción hacen que los 45 €/ha. no sean rentables al tener que entregar varios miles de kilos por hectárea a cambio de 45 €, en los países mediterráneos como España y Portugal, con productividad baja, la ayuda por hectárea se convierte en una cantidad nada desdeñable a cambio de una media de 1.800 kilos de cebada por hectárea y de 400 kilos en girasol en nuestra provincia.
La importancia de los cultivos energéticos está subestimada. En un momento en el que surgen nuevas políticas de combustión y los gobiernos promueven energías alternativas, el sector agrario tiene que subirse al carro. Para el campo es vital que los agricultores vayan destinando hectáreas a estos cultivos energéticos, porque el futuro no es halagüeño para los precios. Si no aprovechamos esta oportunidad es probable que dentro de un par de años, cuando se analice el resultado de las ayudas, la UE decida retirar el presupuesto que no se utilice y desviarlo hacia otras áreas.
No podemos consentir que estos expedientes tengan problemas con las Administraciones. El agricultor que contrata cultivos energéticos, que se acoge al Plan Integral de Olivar, que recibe ayudas agroambientales al girasol, se merece un trato especial, porque está cumpliendo con la normativa, está cuidando el medio ambiente, está siguiendo las instrucciones europeas, y su expediente tiene que tratarse con rigor, eficacia y mimo. Lo contrario sería una falta de respeto.
En el 2004, de las 1.500.000 has que se podían acoger a la ayuda de cultivos energéticos en toda Europa sólo se acogieron 305.668,52 has, de las que únicamente 6.700 están en España. Sin contar todavía con los datos oficiales del año 2005 y aun teniendo en cuenta que la superficie dedicada a cultivos energéticos ha aumentado algo respecto a 2004, queda patente que estamos desaprovechando millones de euros en estas ayudas, que terminarán por desaparecer de los presupuestos europeos. Cuando ya no estén, será tarde para lamentarse.