ESPAÑA 30/09/2005
La COAG-IR anuncia que Castilla- La Mancha se encuentra entre las regiones donde más ha subido el precio de la tierra de cultivo en los últimos años, con una media del 7,3 por ciento anual, según se desprende de la encuesta realizada por el Ministerio de Agricultura en un estudio que analiza esta variable desde 1983 hasta el 2004. Esta subida tiene una repercusión muy negativa para los profesionales agrarios tanto para la viabilidad de las explotaciones existentes como creación de otras nuevas por parte de los jóvenes emprendedores.
El estudio realizado por el Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación coloca a la región en esta subida de precios justo detrás de Andalucía con el (9,1%) y de Canarias con el (11,5%). Destaca sin embargo, que el dato que arroja Castilla- La Mancha durante el pasado año invierte esta tendencia de crecimiento, ya que el incremento en el precio medio de la tierra es del 3,4 por ciento frente al 5,5 por ciento experimentado en el conjunto del Estado.
Respecto a los cultivos de mayor peso en la región, lo que más ha subido (a precios corrientes, o sea, sin descontar el IPC) han sido las tierras de olivar (un 7 % en el último año); mientras que las tierras de labor han aumentado su precio un 3,2% las de secano y un 3,7% las de regadío. En cuanto al viñedo, los precios han subido un 2,6%, menos de lo que lo han hecho en el conjunto de España cuyo incremento ha sido del 4,6%. En la menor subida en el precio de las parcelas plantadas de viñedo han influido los malos precios de la uva en los últimos años que han puesto un mayor volumen de tierras en oferta.
En su evolución a lo largo de los últimos 20 años el precio de la tierra ha dado muestras de tener un alto componente especulativo vinculado en unos casos a la presión que en muchas zonas el desarrollo urbano, industrial, turístico y residencial está ejerciendo sobre las tierras agrarias y, también, debido a que el precio de la tierra incorpora como valor el acceso a posibles ayudas agrarias. Síntoma de ello es el punto de inflexión que se produce en el primer quinquenio de los 90. La negociación de la Reforma de la PAC del año 92, en la que las ayudas a la producción se sustituyeron en la mayor parte de los sectores por ayudas a la hectárea, produjo un cierto ajuste en los precios a la baja ante la incertidumbre de lo que pudiera ocurrir. Sin embargo, una vez puesta en marcha dicha Reforma los precios no han dejado de subir desde entonces.
El efecto que pueda tener la entrada en vigor de la nueva PAC, en donde una parte importante de las ayudas agrarias se desvincula de la producción es imprevisible. Por un lado, podría aumentar el precio de la tierra, ya que cada hectárea admisible, incluso no sembrada, puede llegar a cobrar un derecho de pago único mayor que la subvención que hasta ahora percibía (porque el derecho incorpore ayudas ganaderas desacopladas, por ejemplo). Pero también es cierto que la normativa permitirá que en un par de campañas se abra un mercado de derechos al margen del mercado de tierra, lo que en cierto modo liberaría a la superficie agraria de parte de su componente especulativo y podría suponer una tendencia del precio más ajustada a su valor productivo.
En cualquier caso, la tierra es el principal factor de producción de la agricultura, en consecuencia el aumento de sus precios tiene la subida de los precios de la tierra es tiene consecuencias muy negativas para el sector profesional agrario que encuentra graves dificultades para ampliar y mejorar la viabilidad económica de sus explotaciones y supone un freno a la instalación en el sector de las generaciones más jóvenes.