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Europa puede conseguir un futuro de bajas emisiones

La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) con sede en Copenhague ha identificado las vías para lograr la contribución Europea a un objetivo de cambio climático mundial

ESPAÑA 04/08/2005


Para hacer frente al desafío que supone lograr que la temperatura del planeta no sobrepase en más de dos grados centígrados los niveles previos a la era industrial es necesaria la actuación europea e internacional. Este compromiso de liderazgo hacia un ''futuro de emisiones reducidas'' fue acordado por todos los países de la Unión Europea. Las graves consecuencias del cambio climático ya incluyen inundaciones más frecuentes y más costosas, sequías y otros fenómenos climáticos extremos que están afectando a los recursos hídricos, los ecosistemas, la agricultura y la salud humana.

Europa no puede lograr este objetivo por sí misma. El informe ha estudiado una contribución que supondría una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de un 40% en el año 2030 respecto de los niveles de 1990. El informe prevé cambios sustanciales en el sector energético de la UE para el año 2030. Actualmente este sector es responsable del 80% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero en la UE.

Más de la mitad de las reducciones necesarias en la Unión se alcanzarían en base a tecnologías disponibles en Europa, a saber, mejorando la eficiencia en la producción de electricidad y de calor, optimizando el consumo de energía en los hogares, la industria, los servicios, la agricultura y el transporte así como utilizando combustibles de bajo contenido en carbono y más energías renovables, especialmente la energía eólica y de biomasa. Las reducciones restantes se lograrían a través del comercio internacional de derechos de emisión con el resto del mundo.

A continuación presentamos las conclusiones más importantes recogidas en un nuevo informe que la Agencia Europea de Medio Ambiente hace público hoy. El informe presenta una serie de escenarios que evalúan los cambios necesarios para garantizar un futuro de emisiones mundiales reducidas al menor coste.

Professor Jacqueline McGlade, administrerende direktør i EEA, siger:''El cambio climático es una prioridad a nivel internacional y muchas personas conocen ya el Protocolo de Kioto. Sin embargo el Protocolo es sólo un primer paso y se ha empezado ya a debatir qué hacer después de 2012 para garantizar que no se supere el límite de los dos grados. En Europa sabemos que no podemos conseguirlo solos. Nuestros dirigentes políticos han reafirmado su compromiso con el liderazgo europeo en esta materia y la Agencia ha definido posibles vías para la consecución de este compromiso político.

Es preciso que Europa retire las subvenciones a las formas de producción de energía perjudiciales para el medio ambiente, mejore su eficiencia energética y aumente su participación en el sector de las energías renovables. También debe contribuir al desarrollo de un comercio internacional eficiente de derechos de emisión.

Los europeos deben transferir tecnología limpia a los países en vías de desarrollo e invertir más en investigación y desarrollo de tecnologías limpias. Todas estas actuaciones son necesarias si queremos cumplir con nuestro compromiso político'', declara la Profesora Jacqueline McGlade, Directora Ejecutiva de la AEMA.

Escenarios de la AEMA

La modesta reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero desde 1990 ha sido el resultado de la combinación de cambios estructurales excepcionales y de políticas y medidas específicas. Desde el año 2000, las emisiones de CO2 en los 15 antiguos Estados miembros de la UE (UE-15) se han incrementado. Si las políticas actuales no cambian, dicho aumento continuará después del año 2010 y en el año 2030 se registrará un aumento total del 14% respecto a los niveles de 1990.

De acuerdo con distintos escenarios de acción climática analizados por la AEMA, las emisiones de gases de efecto invernadero disminuirían en un 40% hasta el año 2030. Más de la mitad de estas reducciones se alcanzarían en base a tecnologías disponibles en Europa, mientras que las reducciones restantes se lograrían a través del comercio de derechos de emisión en un mercado internacional eficiente de comercio de emisiones.

El informe de la AEMA subraya que es posible disponer de un sistema energético alternativo con emisiones de CO2 provenientes del sector energético, dentro del territorio comunitario, que en 2030 sean un 11% inferiores a los niveles de 1990, si la UE:

Mejora la eficiencia energética, especialmente en los hogares, el sector servicios y la industria. Se calcula que en 2010 éstos representarán casi la mitad de la reducción. Hacia el año 2030 su contribución se reducirá hasta un tercio aproximadamente.

Cambia la forma de producir energía. Se espera que, hacia 2030, más del 70% de las reducciones en las emisiones de CO2 se logre en el sector de producción de electricidad gracias al uso de combustibles sin carbono o de bajo contenido en carbono. Se prevé que el uso de combustibles sólidos disminuya sustancialmente y que el uso de gas natural aumente rápidamente. La cogeneración de calor y electricidad aumentará su cuota en la producción de electricidad.

Elimina las subvenciones a los combustibles fósiles perjudiciales para el medio ambiente. En el año 2001, las subvenciones al sector energético en la UE-15 fueron de 29.000 millones, de los que un 73% se destinó a los combustibles fósiles.

Invierte en fuentes de energía renovables y fija objetivos para las mismas. En concreto, se espera que se incremente la participación de la energía eólica y de biomasa dentro de las fuentes de energía primarias.

Investiga nuevas tecnologías de captura y almacenamiento de carbono, que pueden servir como tecnología de transición hasta disponer de un sistema energético de bajo contenido en carbono.

Aumenta la investigación y el desarrollo de tecnología limpia, por ejemplo en pilas de combustible de hidrógeno.

Aumenta la concienciación del ciudadano europeo, así como de las empresas europeas, acerca de cómo pueden contribuir en su vida cotidiana para reducir la intensidad energética de la economía.

Un escenario con un mayor uso de energías renovables (cerca de un 40% de la generación de electricidad) muestra en 2030 una reducción mayor de las emisiones domésticas de CO2 del sector energético; aproximadamente un 21% por debajo de las de 1990.

En todos los escenarios estudiados por la AEMA, el sector del transporte sigue siendo un área difícil para la reducción de emisiones. Se prevé que las emisiones de CO2 procedentes del transporte sigan incrementándose en todos los escenarios (hasta un 25-28% en el año 2030 respecto de los niveles de 1990) debido al crecimiento constante de la demanda en el transporte de pasajeros y mercancías.

La AEMA también ha estudiado los costes de la adopción de un sistema energético de bajo contenido en carbono en Europa. Es posible que muchas iniciativas iniciales de eficiencia energética en los hogares y en el sector de los servicios tengan un coste bajo o incluso negativo. No obstante, reducir de forma importante el consumo de combustibles fósiles podría tener un coste de aproximadamente un 0,6 % del PIB en el año 2030.

Sin embargo, cada vez hay más indicios de que los beneficios de limitar el incremento en la temperatura del planeta a 2ºC para evitar daños derivados del cambio climático en todo el mundo, compensarían los costes de las medidas necesarias para reducir las emisiones. Así mismo, se espera que de un sistema energético europeo de bajo contenido en carbono se deriven beneficios medioambientales adicionales como la reducción de emisiones de agentes contaminantes del aire, una mayor seguridad en el suministro de energía y efectos beneficiosos potenciales sobre el empleo. Es necesario realizar un análisis adicional sobre los costes macroeconómicos y sectoriales y sobre los costes de la inactividad.

También se prevén reducciones importantes de bajo coste de las emisiones de óxido nitroso y de metano en la industria, la gestión de residuos y la agricultura.

LA AEMA publicará detalles adicionales sobre las hipótesis subyacentes en los escenarios durante el año 2005.

Notas para la redacción

Objetivos contra el cambio climático

El Protocolo de Kioto, que entró en vigor en febrero de 2005, controla las emisiones de los países industrializados de dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), así como de tres gases fluorados industriales: hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6). En virtud del Protocolo de Kioto, los 15 Estados miembros de la UE (UE previa a la ampliación de 2004), acordaron reducir las emisiones en un 8% respecto del nivel del año base para el periodo 2008-2012, además de establecer distintos objetivos de limitación o reducción de las emisiones para cada Estado miembro, el acuerdo de ''reparto de cargas''. Los nuevos Estados miembros (excepto Chipre y Malta) que se adhirieron a la UE en 2004 cuentan con sus propios objetivos de reducción en virtud del Protocolo de Kioto, que oscilan entre el 6% y el 8% respecto del nivel del año base. En conjunto, todos los países industrializados que ratificaron el Protocolo se comprometieron a una reducción media del 2,8 % para el periodo 2008-2012 (respecto del nivel de 1990). Estos países representan cerca del 64% del total de las emisiones de los países industrializados, puesto que Estados Unidos y Australia no ratificaron el Protocolo.

Para minimizar los efectos adversos, la UE, en el sexto programa de acción medioambiental (2002) definió un objetivo indicativo de temperatura global a largo plazo de no más de 2ºC sobre los niveles preindustriales. El incremento en la temperatura global ya se sitúa aproximadamente a un tercio de este objetivo. En los Consejos Europeos de Medio Ambiente de 20 de diciembre de 2004 y 11 de marzo de 2005 se reafirmó el objetivo de la temperatura. El Consejo traspuso este objetivo indicativo a los objetivos de reducción de las emisiones mundiales como sigue. Las conclusiones del Consejo de 20 de diciembre de 2004 fueron que ''puede ser necesaria la estabilización de concentraciones muy por debajo de 550 ppm de equivalente de CO2 y las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero deberán alcanzar su punto máximo en el plazo de dos décadas, seguido de importantes reducciones del orden de al menos el 15% y quizá de hasta el 50% antes de 2050 en comparación con los niveles de 1990''. Las reducciones acordadas en el protocolo de Kioto para el periodo 2008-2012 son por tanto un primer paso, pequeño pero de vital importancia, para conseguir una mayor reducción mundial de las emisiones.

Se espera que la cuota de emisiones de la UE-25 en las emisiones mundiales se reduzca a menos de un 10% en 2050, mientras que la cuota de emisiones de terceros, incluidos los países en vías de desarrollo, se incrementará. Por ello son necesarias medidas adicionales en todos los países, tanto industrializados como en vías de desarrollo, para reducir las emisiones sobre la base del principio de responsabilidad común, responsabilidad diferenciada y capacidad respectiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas.

Así mismo, entre las conclusiones del Consejo europeo de medio ambiente de 11 de marzo de 2005 se afirma que ''la UE pretende explorar junto con otras partes las posibles estrategias para lograr las reducciones necesarias en las emisiones y estima que, en este contexto, debería considerarse una reducción por parte del grupo de países desarrollados del orden del 15-30% para el año 2020 y del 60-80% para el año 2050 en comparación con la línea base prevista en el Protocolo de Kioto''.

El informe de la AEMA analizó un descenso en la emisión mundial del 15% por debajo del nivel de 1990 para el año 2050, objetivo que se encuentra dentro del rango aludido por el Consejo de Medio Ambiente. Sin embargo es necesario seguir investigando para cuantificar mejor las reducciones necesarias en las emisiones mundiales. El informe de la AEMA estudia así mismo los objetivos de reducción de emisiones en la UE un 20% inferiores al nivel de 1990 para el año 2020, un 40% inferiores para 2030 y un 65% para 2050. Estos objetivos se encuentran dentro del rango mencionado por el Consejo de Medio Ambiente de la UE.


 

 



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