ESPAÑA 05/08/2005
UGT valora positivamente la reducción del desempleo en el pasado mes de junio (se sitúa por debajo de los dos millones de desempleados, cifra que no se alcanzaba desde julio de 2003). Pero destaca que persisten los graves problemas del mercado laboral: crece el paro en las mujeres (el 62% de los desempleados) y sigue empeorando la calidad del empleo, el 91,5% de los contratos realizados fueron temporales (sólo el 8,5% indefinidos), por cada parado registrado, prácticamente, existe un contrato temporal. UGT resalta que erradicar la temporalidad no pasa por reducir los derechos de los trabajadores indefinidos. Es el actual proceso de Diálogo Social el que debe ofrecer respuestas adecuadas al problema del empleo en nuestro país, a través de medidas para combatir el uso abusivo de la contratatación temporal, impedir el encadenamiento de contratos, regular la subcontratación y favorecer ayudas fiscales y subvenciones directas a la contratación indefinida.
El número de desempleados disminuyó en 32.533 personas el pasado junio con respecto al mes anterior.
Esta reducción supone que el número de desempleados pasa a estar, por primera vez desde julio de 2003, por debajo del umbral de los dos millones de personas (1.974.860).
Algunas proyecciones apuntan a que la Encuesta de Población Activa correspondiente al segundo trimestre de 2005 y próxima a publicarse sería la primera en registrar tasas de desempleo por debajo del 10% desde hace 25 años, en concreto desde 1979. De confirmarse estas estimaciones, la tasa de paro se situaría entre el 9,7% y el 9,8% para un número de desempleados encuestados cercano a los dos millones de personas, lo cual ajustaría de manera casi perfecta los datos de la Encuesta de Población Activa con los del Instituto Nacional de Empleo en su nueva modalidad SISPE. Aunque esta evolución debe tamizarse por los sucesivos cambios metodológicos, el actual ciclo económico está siendo especialmente fructífero para el empleo, más allá de las observaciones que realizamos más adelante.
Durante el último mes el número de desempleados ha caído en todos los sectores de actividad con la excepción de la agricultura. En total, existen cinco mil parados más en este sector de los que existía en el mismo mes del año anterior. Se revierte así una tendencia de los últimos tres años en los cuales había disminuido el desempleo agrícola durante el mes de junio. El sector industrial reduce el número de desempleados en un 2,8% con respecto al mes anterior hasta un total de 287.583 personas. Esta disminución, muy coyuntural, es responsable de toda la caída del desempleo en el sector, ya que durante el último año la bajada fue del 2,5%. Los servicios, por su parte, continúan su tendencia a la disminución en el número de desempleados. Aunque el sector terciario sigue agrupando al 60% de los desempleados españoles, durante el pasado mes el 68% de la reducción del desempleo tuvo lugar en los servicios.
La tendencia a la feminización del desempleo continúa. Entre los hombres la disminución del desempleo fue del 3,1% con respecto al mes anterior, mientras que entre las mujeres la disminución fue del 0,7%.
Las diferencias interanuales son aún más agudas. Durante el último año el desempleo entre los hombres cayó en un 6,9%, el cuádruplo de lo que lo hizo entre las mujeres (1,8%). Las mujeres ya constituyen el 62% de los desempleados en España, dos puntos porcentuales más que hace dos meses.
Los jóvenes redujeron su presencia en el desempleo en casi las mismas cotas de lo que lo hicieron los mayores de 25 años: 1,3% de los primeros frente a 1,7% de los segundos.
El desempleo disminuyó en todas las comunidades autónomas con la excepción de dos territorios muy divergentes en relación con la desocupación: Andalucía y Navarra. Mientras la primera aporta el 22% de los desempleados españoles, en la comunidad foral la tasa de desempleo se sitúa bastante por debajo de la media española.
Si la evolución reciente del desempleo puede analizarse de manera global como positiva, aunque con deficiencias e incertidumbres, la situación de la contratación, numéricamente masiva, continúa en una fase de deterioro profundo en cuanto a su calidad. La disminución interanual del desempleo sólo fue posible alcanzando el mayor número de contratos laborales firmados durante el mes de junio a lo largo de la historia estadística: 1.566.969 contratos. De éstos, tan sólo el 8,5% (133.022) fueron contratos de duración indefinida. El 26% de los contratos indefinidos fueron a tiempo parcial. Los contratos de duración determinada superaron con holgura el millón cuatrocientos mil. Es decir, por cada parado registrado existe casi un contrato temporal en cada mes. En conjunto, los actuales datos ratifican el diagnóstico expresado durante meses. La creación de empleo y la consiguiente reducción del desempleo se enfrentan a fuertes retos en el futuro más inmediato. La incertidumbre es cada vez más fuerte y las estadísticas reflejan una pérdida de gas de la economía española. Para enfrentarla se requieren medidas que permitan un crecimiento económico más equilibrado y más competitividad en el exterior, superando el actual modelo productivo que resulta insostenible. En particular, es urgente revertir la fuerte temporalidad, uno de los factores clave que influyen en las bajas tasas de crecimiento de la productividad laboral que se han registrado a lo largo del último lustro.
El actual proceso de diálogo social debe ofrecer las respuestas adecuadas a estos retos del empleo, claramente identificados y que la Unión General de Trabajadores viene denunciando insistentemente. La mera eliminación de la temporalidad por la vía de reducir los derechos de los trabajadores indefinidos hasta asimilarlos en sus condiciones laborales a los temporales no acabará con el problema central de la productividad sino que, por el contrario, lo agudizaría. Las relaciones laborales basadas en dinámicas cortoplacistas y con escasa formación se constituirían, aún más, en la base del sistema productivo español. La alternativa pasa por luchar contra la contratación temporal abusiva impidiendo, además, el encadenamiento de contratos temporales, así como regular adecuadamente la subcontratación y favorecer con medidas fiscales y subvenciones directas la contratación indefinida. Que la contratación temporal, por tanto, se ajuste a las verdaderas necesidades del sistema productivo y deje de ser la relación habitual entre empresarios y trabajadores.