ESPAÑA 01/07/2005
Los huertos escolares pueden ser una poderosa herramienta para mejorar la calidad de la nutrición y la formación de los niños y sus familias en las zonas rurales y urbanas de los países en desarrollo, siempre que se encuentren integrados en los programas nacionales agrícolas, de nutrición y educación, según informó hoy la FAO.
Desde 1997, más de 150 micro proyectos de huertos escolares en 40 países han recibido el apoyo de la iniciativa TeleFood de la FAO. Esta organización promueve actualmente diversos proyectos más amplios de cooperación técnica, incluyendo la creación de capacidad para desarrollar programas nacionales a largo plazo de huertos escolares.
Los huertos escolares reciben el apoyo de diversos programas de la FAO, como los programas de ayuda de socorro y rehabilitación en Mozambique y la República Democrática Popular de Corea, los de educación nutricional en Ruanda, o el Programa Especial de Seguridad Alimentaria (PESA) en Guatemala y Sierra Leona. En Brasil existe un proyecto de huertos escolares incluido en la iniciativa a nivel nacional''hambre cero''.
Una buena cosecha de conocimientos
El principal beneficio de los huertos escolares es que los niños aprenden a producir alimentos sanos y cómo emplearlos en una nutrición adecuada. El mejor modo de lograrlo es si los productos frescos de la huerta -como frutas y verduras- se emplean en un comedor escolar ya existente en el centro y que proporcione el grueso de la dieta diaria de los alumnos.
Además, los huertos escolares también contribuyen a la educación medioambiental y al desarrollo individual y social, al añadir una dimensión práctica. También sirven para reforzar materias básicas del aprendizaje como la lectura, la escritura. la biología y la aritmética.
La FAO invita a las escuelas a crear huertos de tamaño medio, que puedan ser fácilmente atendidos por estudiantes, profesores y padres de alumnos, y que incluyan una gran variedad de hortalizas y frutas nutritivas, así como animales de granja, por ejemplo pollos o conejos. Los métodos de producción tienen que ser sencillos, de modo que puedan ser fácilmente replicables por los estudiantes y sus familiares en casa.
''A pesar del entusiasmo de niños, profesores, padres y ministerios responsables, los huertos escolares se enfrentan a difíciles desafíos. No todas las escuelas tienen suficiente tierra y agua disponibles. Además, la falta de semillas de calidad puede impedir que los niños repitan en casa lo que han aprendido en clase'', aseguró Ellen Muehlhoff, experta de la División de Alimentos y Nutrición de la FAO.
Sinergias
La FAO considera por lo tanto que es vital movilizar a la comunidad escolar y a los campesinos para que apoyen los huertos de las escuelas y hacer uso de las sinergias con los programas agrícolas y de desarrollo rural.
Las escuelas pueden superar muchas de las dificultades a través de los cada vez más numerosos acuerdos de asociación con el Programa Mundial de Alimentos (PMA), UNICEF y las ONG locales. De este modo también se pueden asociar los huertos escolares con los comedores escolares y los programas de salud infantil.
Los proyectos técnicos de huertos escolares de la FAO se relacionan igualmente con el programa ''Educación para la población rural'' (EPR), lanzado en 2002 durante la Cumbre Mundial del Desarrollo Sostenible. También se espera que sean incluidos en la nueva iniciativa conjunta entre la FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS) denominada ''Fruta y Verduras para la salud'', que pretende promover su consumo.
En 2004 FAO y el Instituto de Planificación Educativa de la UNESCO publicaron de forma conjunta un libro titulado ''Revisión del aprendizaje con huertos escolares en la educación básica''. El libro afronta el impacto de los huertos escolares en la vida de las comunidades, a la vez que repasa la historia y el marco teórico de este tipo de iniciativa y ofrece las conclusiones de las evaluaciones realizadas en programas seleccionados de todo el mundo.
La FAO ha elaborado recientemente un documento introductivo conceptual sobre los huertos escolares, en el que se explica como mejorar la nutrición y la educación de los estudiantes mediante la promoción de este tipo de iniciativas.