La Asociación Europea para la Identificación Segura, IDtrack, ha llevado a cabo un nuevo Estudio: “La Seguridad Alimentaria y la Trazabilidad desde el punto de vista de los consumidores españoles, y ha llegado a la conclusión de la necesidad de los consumidores de ser informados en caso de problemas con los productos que han comprado.
El Estudio refleja, que los consumidores están altamente preocupados por la seguridad alimentaria con una nota de 9,1 sobre 10. Además recuerdan claramente antiguas crisis alimentarias vividas en España, como por ejemplo 3 de 4 consumidores tiene en mente la crisis de las vacas locas y el 22,8% la Fiebre Aviaria. Aunque son conscientes del esfuerzo que se ha llevado a cabo para mejorar la seguridad, ya que el 67,3% considera que los productos que consume actualmente son más seguros que hace unos años.
El director de IDtrack, Lluís Soler Gomis, afirma que “7 y 8 de cada 10 entrevistados alguna vez han decidido no comprar algún producto alimentario debido a dudas sobre su origen o sobre su seguridad”. Además, 3 de cada 4 consumidores tendría en cuenta la elección de un restaurante si estos son capaces de informarles sobre los orígenes de sus productos. Otro dato a tener en cuenta es que el 70% de los consumidores está dispuesto a dar su dirección con el fin de ser informado en caso de un problema de seguridad alimentaria.
En referencia al etiquetaje, 4 de cada 10 lee siempre la etiqueta y el 11% nunca. Además, más de la mitad considera que la información que contiene no garantiza la seguridad alimentaria.
Soler Gomis afirma que “el 84,6% de los consumidores españoles desconoce el concepto de la trazabilidad o rastreabilidad de alimentos y el 70,9% no había oído hablar de ello”. Aunque “la información es un factor importante ya que el 40% de los consumidores están dispuestos a pagar un 10% o más sobre un producto que garantice su seguridad, mientras 1 de cada 4 no aceptaría ningún incremento”.
Ante una crisis alimentaria la empresa y el organismo público se reparten la responsabilidad. Mientras que 3 de cada 4 considera que no existen suficientes inspectores para garantizar la seguridad alimentaria.