ESPAÑA 26/04/2005
Debido a las condiciones agroambientales registradas en España al comienzo del año 2005 se están produciendo en el olivar fuertes pérdidas, no sólo en cosechas sino también en la masa vegetal, que afectarán a cosechas futuras. A 50 años hay que remontarse para encontrar circunstancias similares a las vividas por este sector en los últimos meses.
La primera estimación de daños en España realizada por ASAJA debido a los efectos de las heladas recoge más de 70.000 hectáreas de olivos fuertemente dañados. A continuación las desglosamos:
- Andalucía: 50.000 hectáreas fundamentalmente en las provincias de Granada y Jaén.
- Resto de España: 20.000 hectáreas en las distintas zonas productoras, como Castilla-la Mancha, Extremadura, y otras zonas productoras.
Esto representa unas pérdidas de arbolado de olivar equivalentes a unos siete millones de olivos. En estos casos de fuertes daños se ocasiona una pérdida total o parcial de plantas de olivos, que conlleva la pérdida de la cosecha de aceituna y, por tanto de la producción de aceite o aceituna de mesa en, al menos, los próximos 6-8 años en función de: el tipo de terreno, zona, características agronómicas, sistema de cultivo, y el hecho de que se trate de secano o regadío.
Como se han visto afectados tanto nuevas plantaciones como olivar viejo o adulto en plena producción debe cuantificarse a efectos económicos de forma diferente para mantener cierta exactitud.
Se ha estimado en 1.500 euros por hectárea las pérdidas por podas severas para la regeneración de árboles fuertemente dañados, teniendo en cuenta la pérdida de cosecha del periodo que tarda el árbol en regenerarse y entrar en producción.
En el caso de pérdidas completas del olivo el coste por hectárea llega a 2.500 euros/hectarea, puesto que hay que sumar los gastos de arranque y replantación.
Las pérdidas por helada en olivar ascienden a 147 millones de euros
Los cálculos de pérdidas por heladas suponen 105 millones de euros por olivar con pérdida total por daño (arranque), un 60 por ciento. Mientras que la superficie afectada parcialmente, un 40, supone un montante de 42 millones de euros en pérdidas.
A esos valores puramente económicos habría que sumar el coste estimado de la repercusión social por pérdida de ocupación salarial por la falta de cosecha.
Pendiente la evaluación de daños por sequía
Sin embargo, los daños por sequía aún no están evaluados por el estado vegetativo actual del olivar, ya que aún queda pasar el verano de 2005, y las previsiones apuntan falta de agua.
Período catastrófico
La semana del 25 al 29 de enero se caracterizó por la tremenda bajada de las temperaturas, en las regiones productoras de olivar donde se han alcanzado hasta —20ºC, pero la más grave y principal causa del daño ocasionado en las plantaciones ha sido el largo periodo de tiempo que se mantuvo con temperaturas inferiores a 0ºC, (más de 9 horas diarias durante varias semanas), temperaturas que se volvieron a repetir a finales del mes de febrero.
Al margen de los daños por heladas, las zonas productivas de olivar, además se están viendo afectadas por la fuerte sequía padecida desde la primavera del año 2004 y hasta la actualidad, donde las precipitaciones son inferiores al 50 por ciento de las medias registradas para ese período.
Los efectos se manifiestan en los olivos de forma cada vez más clara
A medida que pasa el tiempo, los daños en el olivar se han ido acrecentando, y hoy día son mayores de lo que en un principio se esperaba. Por lo tanto a la merma de las próximas campañas 2005-2006 y 2006-2007, se producirá por la muerte de hojas y yemas.
Además de los daños directos, están los indirectos, ya que por las heridas fácilmente puede haber infecciones, como tuberculosis, y las ramas que pierden vitalidad son preferidas por los Barrenillos que atacan a la madera para poner las crías. En cuando a los frutos, si quedan acuosos son fácilmente atacados por diversos hongos, y si se deshidratan dificultan la recolección y obtención de aceite.
Las causas de la catástrofe
El olivo es una especie arbórea. En general, aunque existen diferencias varietales, resiste bastante bien las bajas temperaturas invernales, soportando muchas variedades de temperatura de —7ºC y -8ºC, pero sufriendo daños a partir de esos límites. En cambio, resulta sensible a heladas tardías, de final de invierno, cuando ya ha movido la savia, (antecedentes en el año 1956, en el Mediterráneo, y por ejemplo en Francia el olivar se redujo a la mitad). Igualmente sucede con las heladas precoces de otoño.
La manifestación de los daños directos por este motivo, y en el caso de que las heladas sean de invierno, suelen ser la presencia de necrosis apicales en las hojas, con la posterior defoliación. Si los fríos son intensos pueden llegar a producir necrosis en los tejidos de ramas y troncos abriéndose la corteza, y en casos extremos causa la muerte de extensas zonas de la planta o total del árbol.
Además, de la pérdida de cosecha prevista para las dos próximas campañas 2005-2006 y 2006-2007 por los daños por heladas y sequía en olivar productivo debido a la necesidad de recuperación vegetativa en brotes, yemas y hojas, también hay que tener en cuenta otros daños mas graves en el resto del Olivar Español.