ESPAÑA 08/03/2005
Con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora que tiene lugar hoy martes, 8 de marzo, la Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural (AMFAR) demanda la aplicación de medidas efectivas que posibiliten a la mujer conciliar su vida laboral y familiar. Según las estadísticas oficiales, una de cada tres mujeres se ve obligada a abandonar su trabajo en la actualidad por motivos familiares, circunstancia que afecta más al mundo rural, donde la falta y escasez de infraestructuras y servicios sociales se hace más patente.
La presidenta nacional de AMFAR, Lola Merino, ha recordado que “el envejecimiento de la población rural es una de las máximas a las que se enfrenta hoy nuestra sociedad, haciendo más urgente el relevo generacional en los territorios rurales. Por un lado, aumenta la longevidad de las personas, mientras que por otra parte, los índices de natalidad se mantienen muy bajos”.
Estas son dos de las circunstancias que han llevado a AMFAR a alzar la voz y reclamar un apoyo firme a la mujer trabajadora para que no se vea en la obligación de abandonar o en la imposibilidad de acceder a un empleo por atender a sus mayores, a sus hijos y personas dependientes de su entorno familiar. Paralelamente, denuncia que la mujer siga encabezando las listas del desempleo y ocupando los puestos de trabajo más precarios. “El análisis de las cifras del paro del mes de febrero del 2005 así lo demuestran, ya que el 75% de los 53.000 nuevos parados, son mujeres”, ha señalado Merino.
Las estadísticas, además, no recogen la realidad de las mujeres rurales ya que su labor, en pleno siglo XXI, continúa sin estar reconocida en la sociedad. El trabajo de muchas mujeres que viven en el campo está íntimamente ligado con la agricultura, un sector que el pasado mes aumentó en volumen de desempleo, registrando 2,98% parados más. La máxima responsable de AMFAR subraya que “la presencia de las mujeres en el sector agrícola aún no está considerada como le corresponde; oficialmente están registradas unas 300.000 agricultoras, aunque se estima que existen más de un millón de mujeres que realizan labores, como colaboradoras en la explotación familiar, sin figurar en ninguna estadística”.
AMFAR exige a las instituciones una sólida defensa de los derechos de la mujer rural a partir de la promoción de su independencia económica, con medidas que respalden el acceso al mercado de trabajo y el autoempleo, respetando unas condiciones de trabajo dignas. “Las políticas de igualdad no pueden quedarse en una equiparación de sexos formal sino que deben contribuir al necesario cambio de la estructura política, económica y social que permita a las mujeres acceder al empleo y desempeñar su trabajo en idénticas condiciones al hombre”.
AMFAR hace una llamada de atención a las instituciones y a las empresas para que respalden salarios igualitarios y una mayor flexibilidad en los horarios laborales de las madres que les permita conciliar la vida familiar y profesional. “Para lograr el reto de la conciliación, es preciso que los varones se impliquen en las tareas del hogar y admitan su corresponsabilidad en las mismas, compartiendo el cuidado de los hijos y de la casa”, sentenció Merino.