ESPAÑA 02/04/2004
El director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Supachai Panitchpakdi, afirmó en Ginebra (Suiza) que el incumplimiento, del plazo para llegar a un acuerdo de principio sobre fórmulas de liberalización del sector agrícola, ''es una decepción para todos''.
''Los negociadores deben redoblar sus esfuerzos en las negociaciones agrícolas, y en otras áreas, desde hoy hasta la conferencia ministerial de septiembre en Cancún (sureste de México)'', dijo Panitchpakdi.
Por su parte, el presidente del grupo negociador en la OMC, Stuart Harbinson, en una conferencia de prensa a última hora de esta tarde, tras una larga jornada sin progresos, reconoció que existen ''profundas divergencias'' entre los 145 países miembros en un sector como éste, que es absolutamente clave para el éxito de la ronda de Doha.
''Necesitamos esta ronda más que nunca, dado el difícil entorno económico en que nos encontramos'', dijo Harbinson, quien señaló que cuanto más tiempo se tarde en llegar a un acuerdo sobre ''modalidades'' o fórmulas para la liberalización del mercado, más difícil será la conferencia de Cancún.
''Los ministros (de los países miembros) tendrán que abordar allí algunos temas claves, pero esperemos que podamos hacer aquí antes progresos en los meses que faltan y que logremos acortar las distancias en algunas áreas claves'', dijo.
Harbinson, que ha presentado a los miembros un primer borrador, de una segunda versión revisada con propuestas de reducción de aranceles, eliminación progresiva de subsidios a la exportación y reducción de ayudas internas, dijo que no pondría sobre la mesa más documentos si no ve mayor convergencia que la que ha visto hasta ahora, y agregó que son los países los que tienen que moverse.
Pese a todo, trató de poner al mal tiempo buena cara, señalando que muchos países han dado a entender que siguen comprometidos con el mandato ministerial de Doha, donde se lanzó la ronda en noviembre de 2001, optimismo no compartido, sin embargo, en los pasillos de la OMC.
Suiza presentó una declaración, suscrita por otros nueve países, entre los cuales están Japón, Noruega o Corea del Sur, que rompen una lanza por la llamada multifuncionalidad de la agricultura, - seguridad alimentaria, preocupaciones ecológicas, defensa del medio rural-, que califican de ''objetivos nacionales vitales y expectativas de la sociedad civil''.
Pero los exportadores netos agrarios- países como Brasil, Uruguay, Chile, Australia, Nueva Zelanda, y otros del llamado grupo de Cairns- ven en todo ello medidas proteccionistas.
''Es muy fácil pedir para los países que no tienen subvenciones pedir que los demás las eliminen, sin tener que ofrecer nada a cambio'', protesta, a su vez, la Unión Europea (UE), en referencia a ese último grupo.
Estados Unidos también exige una rápida y drástica reducción de aranceles y un rápido recorte de las subvenciones a la exportación, pero no quiere que le toquen sus propios mecanismos de ayuda al sector, como son los créditos a la exportación y la ayuda alimentaria.
Los propios países en desarrollo están divididos, y así algunos países, - básicamente los encuadrados en el grupo de Cairns como Brasil-, señalan que los productos agrícolas deberían ser tratados como los industriales; otros, como India, argumentan que las naciones pobres tienen que poder protegerse de las exportaciones fuertemente subvencionadas del mundo rico.
Un tercer grupo de países en desarrollo, los del grupo ACP (Africa, Caribe, Pacífico), temen un fuerte desarme arancelario, porque les harían perder las preferencias de que gozan en la Unión Europea frente a otros de agricultura más competitiva.