Unas 8.002 hectáreas de viñedo de Andalucía se han acogido a los planes de ayuda para reestructuración y reconversión del sector de los dos últimos años con el objetivo de diversificar la producción y adaptar la oferta a la demanda y que ha supuesto una inversión de 101,3 millones, informó la Junta.
En conjunto, según indicó la Consejería de Agricultura en un comunicado, se han presentado 60 iniciativas, que benefician a 1.980 agricultores y que han contado con 14,6 millones de apoyo público.
Los planes de ayuda para reestructuración y reconversión del sector están previstos en la Organización Común de Mercado (OCM) del vino que entró en vigor en 2000.
Entre las acciones que recoge la OCM están la reconversión varietal, reimplantación del viñedo y mejora de las técnicas de producción; mientras que en materia de ayudas recoge una compensación por pérdidas de ingresos y la financiación de la reestructuración hasta en un 75 por ciento.
La Consejería ha regulado normativamente el tipo de planes de mejora que se pueden presentar (individuales o colectivos), superficie máxima y mínima, y características de las plantaciones, entre otros aspectos, con el objetivo de adaptar estas ayudas a las necesidades de la viticultura andaluza.
Los planes de mejora que presentan los agricultores tienen una vigencia de cinco años.
Este régimen de reestructuración se aplica a los viñedos destinados a la producción de uva para vinificación de toda Andalucía, aunque no pueden acogerse a él los planes de renovación normal de los viñedos, las actuaciones que se hayan contado con ayudas en los últimos diez años, los viñedos plantados en virtud de nuevas plantaciones o los agricultores que no tengan regularizadas sus parcelas.
En la comunidad, según recuerda la Consejería, ''la producción de vinos se viene enfrentando en los últimos años a una disminución del consumo'', lo que ha motivado la existencia de excedente y la necesidad de la diversificación de la estructura varietal.
Este régimen de ayudas es una medida para impulsar el desarrollo del sector vitivinícola, mejorar las estructuras productivas y, mediante el cambio de variedades, adaptar la producción de vinos a la demanda.
