Carlos Bautista- Día Mundial de la lucha contra la desertificación

Para las Naciones Unidas y debería serlo para todos, es el Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación, la que provoca el clima y el hombre con sus acciones. En Andalucía mas del 50% de nuestra santa tierra tiene unos niveles altos o muy altos de desertificación y sólo un 13% se libra de esta situación. Las técnicas intensivas de cultivo en búsqueda de una alta rentabilidad a corto plazo, las masivas roturaciones de terrenos en pendiente o monte bajo a los que se les ha adjudicado desde siempre una nula rentabilidad sin tener en cuenta su verdadero valor ambiental y paisajístico, la sobreexplotación de los acuíferos y el posterior abandono de terrenos de cultivo exhaustos tras largas temporadas de cosechas sin descanso junto con los terribles efectos de los incendios forestales hacen que tengamos que replantearnos seriamente la situación.

Es verdad que las administraciones están realizando una importante tarea de reforestación habiendo mejorado espectacularmente los porcentajes en los últimos años, pero esto no es suficiente, pues dos son los peligros que se nos vienen encima y que pueden hacer desequilibrar la inestable balanza medioambiental. Por un lado el turismo masivo, la especulación urbanística que en ciertas zonas del litoral, insostenible e incontrolada, está haciendo desaparecer bajo una atroz sombra de hormigón importantes patrimonios paisajísticos andaluces y por otro la reforma de la actual Política Agrícola Común, que si bien intenta en su filosofía básica evitar el productivismo que lleva a estos problemas hará que muchas superficies agrícolas se abandonen y se sumen al porcentaje de hectáreas con alto nivel de desertificación.

No hay suficientes recursos financieros para parar esta situación sin embargo sí podemos hacer mucho si trabajamos para ir cambiando la forma de actuar que hasta ahora hemos realizado.

Aquí, en el Parlamento Europeo se cuestiona el turismo que ''disfrutamos'' por su masificación e impactos medioambientales, pero el peligro no es el turismo, el peligro es la especulación urbanística, la desmesura, la masificación. El turismo no es el negocio, lo es el hormigón. El turismo es nuestra forma de vida, nuestra industria. Por negocio hemos destrozado el litoral y ahora si no lo remediamos el negocio se irá a otro sitio, quizás al otro lado del Mediterráneo. Habremos matado entonces la gallina de los huevos de oro. El turismo es riqueza si es sostenible, si es respetuoso con el entorno y las tradiciones Para mantenerlo tenemos que conservar y cuidar todo aquello que hace que los visitantes vengan año tras año; las puestas de sol inmaculadas, las playas limpias, los paisajes libres de construcciones, los amaneceres esplendorosos, los bosques y los ríos, los blancos y tradicionales pueblos andaluces. Nadie vendrá aquí a ver muros de hormigón, de edificaciones que oculten las vistas. Esto no es Hollywood, ni California, es Andalucía y tenemos que estar orgullosos de ella y debemos conservarla. Así pues es perentorio un mayor control central, de la administraciones, del desarrollo urbanístico en el litoral.

Por otro lado a los agricultores se les va a ir dando cada día un papel más decisivo y directo en la conservación del medio ambiente pues la reforma de la PAC (Política Agrícola Común) les obligará a utilizar un código de buenas prácticas agrícolas junto a una actitud menos productivista y más dirigida a los mercados que exigen unos alimentos de mayor calidad y seguridad alimentaria, aspectos que deben incidir positivamente en el medio natural y en contra de la desertificación. Sin embargo las incertidumbres son muy grandes pues esta filosofía que la Comisión Europea quiere trasladar con la reforma también tiene sus problemas como puede ser al abandono masivo de terrenos de cultivo de bajo rendimiento. En todo caso el agricultor tendrá un papel decisivo y deberá saber amoldarse a los nuevos tiempos trasladando sus esfuerzos no sólo hacia la producción de alimentos sino a la reforestación de antiguos espacios agrícolas con monte bajo y especies silvícolas autóctonas de alto rendimiento que también les proporcione rentas y haga disminuir esas cifras de desertificación tan importantes.