Italia 17/06/2002
La nueva ley agrícola, que tendrá seis años de vigencia, sustituye a la ''Fair Act'', de 1996 e incrementa en un 80 por ciento las ayudas previstas en esta última, aunque ese aumento es inferior en la práctica ya que en los últimos años el Gobierno de EEUU concedió varias ayudas de emergencia a sus agricultores.
La ''Farm Bill'' eleva el apoyo a los precios de mercado con la introducción de unos ''pagos contracíclicos'', que garantizan una cotización indicativa para los productores estadounidenses y que la OMC considera un elemento ''distorsionador''.
Además, se calcula que el volumen de ayudas ligadas a la producción o a los precios será de 19.000 millones de dólares anuales, por lo que EEUU corre el riesgo de superar el límite máximo que le permite la OMC (19.000 millones de dólares).
Entre las principales novedades de la ''Farm Bill'', destaca la introducción de subsidios invariables año tras año, y actualiza el período de referencia para calcular la superficie de base y los rendimientos, en el que se tiene en cuenta la producción histórica.
Además, introduce modificaciones de un sistema de precios de sostenimiento que se aplica en los EEUU, que equivalen a la diferencia entre el precio local (loan rate) y el precio de mercado.
Actualmente, la diferencia se obtiene mediante un crédito de campaña que se valora al precio del ''loan rate'' pero que se devuelve según el precio de mercado o bien mediante un abono directo de la diferencia y aquí se tiene en cuenta la producción real.
La ''Farm Bill'' incrementa una media del 5 por ciento los pagos efectuados a través de los ''loan rates'' pero en determinados productos, como la soja, hay una rebaja del 5 por ciento; además de los cereales, las oleaginosas y el algodón han sido introducidos de forma permanente dentro de los ''loan rates'' la lana, la miel y ciertas legumbres.
Sin embargo, la innovación más notable de la ''Farm Bill'' es la reintroducción de las ayudas contracíclicas, que fueron eliminadas en 1996 en los EEUU y equivalen a la diferencia entre el precio objetivo y la suma de la ayuda fija más los pagos obtenidos a través de los ''loan rates''.
Si dicha suma no alcanza el precio objetivo, entonces la Administración estadounidense pagará una prima complementaria a los productores y sobre el 85 por ciento de las superficies de base.
Por otro lado, la nueva ley prevé el mantenimiento de programas especiales de apoyo para los productos lácteos -como una tasa sobre la importación de productos elaborados con leche de vaca- azúcar, cacahuetes, lana, miel, leguminosas y frutas y hortalizas, en estas últimas se incrementan los fondos para las retiradas, hasta alcanzar los 200 millones de dólares.
Para medidas ambientales, EEUU destinará 17.100 millones de dólares en los próximos 10 años, un 80 por ciento más que los fondos dedicados hasta ahora.
El Gobierno estadounidense incrementa, además, los fondos para la promoción de los productos en mercados exteriores y para el programa ''alimentos para el progreso'', destinado a financiar las exportaciones a democracias emergentes.
También renueva ciertos programas de préstamos para favorecer a los jóvenes agricultores y, por otro lado, impulsa los aspectos relacionados con el Desarrollo Rural, porque en la mayor parte del las zonas rurales del país la actividad agraria no es la principal fuente de ingresos.
Por ello, EEUU financiará programas para promocionar la infraestructura rural de comunicaciones y la creación de empresas rurales que produzcan bienes de alto valor añadido.
La ''Farm Bill'' también establece que sólo se puedan etiquetar como ''producido en EEUU'' los alimentos cuyo proceso de elaboración completo haya tenido lugar en el país, lo que se contradice con la protestas del Gobierno norteamericano por las normas que debate la UE sobre etiquetado y trazabilidad de organismos genéticamente modificados (OGM).