El Consejo de Ministros autorizó la firma del Tratado Internacional sobre los recursos fitogenéticos para la agricultura y la alimentación, adoptado en la Conferencia de la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en Roma en noviembre de 2001.
El tratado tiene como finalidad la conservación y la utilización de los recursos fitogéneticos para la agricultura y la alimentación, y la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados de su utilización.
Entre los compromisos generales, destaca la integración en sus políticas y programas de desarrollo agrícola de las actividades relativas a la conservación y utilización de los recursos fitogenéticos para la agricultura y la alimentación.
En ellas se incluye el fortalecimiento de la investigación que promueva y conserve la diversidad biológica en beneficio de agricultores y la adaptación de las leyes, reglamentos y procedimientos internos.
Por otra parte, se recoge la obligación de los gobiernos de proteger y promover los derechos de los agricultores en relación a dichos recursos.
Asimismo se establece un Plan de acción mundial para la conservación y la utilización sostenible de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura, de carácter progresivo, cuya aplicación efectiva será promovida por los países firmantes.
Para ello se rubricarán acuerdos con los centros internacionales de Investigación Agrícola, se fomentará la cooperación con las redes internacionales de recursos fitogenéticos y se cooperará en la elaboración y fortalecimiento de un sistema mundial de información.
En materia institucional, destaca la creación del órgano rector para la aplicación del tratado, que estará integrado por todos los países y tomará las decisiones por consenso.