ESPAÑA 12/11/2002
La pretensión, principalmente europea, de que se extienda la protección especial de las indicaciones geográficas (denominaciones de origen) a productos distintos de los vinos y bebidas espirituosas -como quesos o yogures- sigue siendo objeto de fuerte polémica en la Organización Mundial de Comercio.
En la última reunión informal dedicada a este asunto, el pasado domingo, se pusieron de manifiesto nuevamente las discrepancias entre europeos, secundados por algunos otros países como Tailandia, por un lado, favorables a esa extensión, y Estados Unidos, Australia, Canadá, Argentina, Chile, Paraguay o México, que se oponen a ella.
Fuentes diplomáticas argentinas señalaron que esa cuestión, en la que tanto empeño tienen los europeos, ''va a ser víctima'', junto a otros objeto de negociación en Ginebra -como los servicios o el acceso a los mercados para los productos no industriales- de la ''no disposición de los Quince a negociar sobre agricultura''.
El ciclo de negociaciones lanzado en Doha el pasado noviembre está amenazado de ''parálisis'' si no hay avances en agricultura porque todo lo que se negocia aquí en distintos grupos forma parte de un ''compromiso único'', señalaron esas fuentes.
En el caso concreto de las indicaciones geográficas, los argumentos que esgrimen, sobre todo los países americanos, para rechazar la pretensión europea de extender el nivel de protección especial a productos distintos de los alcohólicos es que muchos de esos nombres que se trata de proteger los llevaron los colonos europeos a los países adonde emigraron, donde se usan como genéricos.
La delegación argentina señaló que en los acuerdos bilaterales con la Unión Europea, su país se había visto obligado a renunciar al uso de algunas denominaciones de origen en sus exportaciones a esa área por coincidir con otras del Viejo Continente: tal es el caso, por ejemplo, del vino de Rioja.
Mientras que los opositores a la extensión se quejan de que la protección que provee el artículo 23 del acuerdo Trips (sobre propiedad intelectual y comercio) es costosa y requiere nuevo etiquetado, los partidarios argumentan que es simple al basarse en un hecho como es el geográfico y no en si la denominación puede o no inducir a error al consumidor.
Así, el artículo sobre denominaciones de origen del acuerdo Trips señala que es aplicable a ''toda indicación geográfica que, aunque literalmente verdadera en cuanto al territorio, región o localidad de origen de los productos, dé al público una idea falsa de que éstos se originan en otro territorio''.
La protección adicional que se concede a vinos y bebidas espirituosas en virtud de otro artículo busca impedir la utilización de una indicación geográfica para identificar ''productos que no sean originarios'' del lugar en cuestión aunque se utilice la indicación geográfica acompañada de expresiones como ''estilo'', ''clase'' o ''tipo'' (como tipo Jerez o Champagne).
La aplicación de esos acuerdos, sin embargo, depende de las legislaciones de cada país, y así, por ejemplo, en Estados Unidos las denominaciones de origen pueden protegerse sólo mediante su registro como marcas de certificado, sistema al que se han acogido, por ejemplo, el té Darjeeling, de la India, o los vinos Burdeos.
La protección especial de los vinos y espirituosos no se extiende a las cervezas, lo que motivó el que uno de los productos mencionados en el debate del domingo fuera una cerveza europea que se anuncia como ''con aroma de tequila'', bebida que sí está protegida, lo que ha suscitado protestas por parte de México.