Castilla y león ha perdido el 85 por cien de los ganaderos vacuno
Castilla y León ha perdido en los últimos trece años cerca del 85 por ciento de los ganaderos de vacuno de leche, cuyo número ha descendido de unos 41.000 profesionales existentes en 1987 a 6.659 en el presente 2000.
Así lo denunció hoy la organización agraria COAG de Castilla y León, que calificó de ''insostenible'' la situación de este sector, del que esta Comunidad es la segunda más importante tras Galicia.
El número de ganaderos era de 40.961 en 1987, de 9.237 en 1997, de 7.562 en 1999 y de 6.659 en 2000 en el conjunto de la Comunidad.
Esta cifra a pasado en Avila entre 1987 y 2000 de 4.649 profesionales a 827; en Burgos de 3.269 a 590; en León de 15.501 a 2.568; en Palencia de 3.047 a 751; en Salamanca de 4.808 a 464; en Segovia de 2.474 a 293; de 504 a 24 en Soria, de 1.542 a 335 en Valladolid; y de 5.167 a 807 en Zamora.
COAG reclamó a la Administración medidas para frenar este proceso y culpó del descenso especialmente a la ''especulación'' con las cuotas o los cupos que dan derecho a producir leche, que en Castilla y León suman 827.147 toneladas de los 5.979.828 de toda España, es decir cerca del 14 por ciento del total nacional.
Esas prácticas especulativas se acentuaron en la última campaña, según esta organización, con la puesta en marcha del mercado libre de cuotas, en el cual la leche de vaca es ''un patrimonio cada vez más valioso con el que especular'', y muchos ganaderos prefieren vender cupo a intentar mantener una producción viable en su granja.
A su juicio, las actuaciones de la Administración en este sector están ''de espaldas'' a la realidad productiva, principalmente porque los planes de abandono de producción son poco atractivos, por lo que su resultado se ''falsea'', y la reserva nacional de cuotas está sin constituir, pese a la demanda de jóvenes que desean comenzar su actividad y deben pagar altos precios en el mercado de cuotas.
COAG añadió a las causas de ese descenso la tendencia al ''oligopolio'' de la industria que compra la leche, que condiciona a la baja los precios, por debajo de los márgenes de rentabilidad, para controlar mercados y evitar la libre competencia.
Por todo ello, solicitó una política de ayudas a la modernización y de reparto de cuotas con prioridad para los ganaderos a título principal, para luchar con las ''macroexplotaciones ajenas al sector'', y un control estricto de la industria, tanto para garantizar los precios como la calidad de la leche.