ESPAÑA 28/07/2000
El director general de la Confederación de Cooperativas Agrarias de España (CCAE), Francisco Marín, señaló, tras su abandono voluntario del cargo, que ''nunca tuve interferencias políticas en los once años que he estado al frente de las cooperativas agrarias''.
Marín, quien anunció su dimisión durante la última Asamblea General de la CCAE para dedicarse a la dirección agroindustrial de sus empresas familiares, resaltó ''la gran labor que las cooperativas han realizado en favor de las rentas de los agricultores, hecho que les ha llevado a ser interlocutores privilegiados ante las distintas Administraciones''.
Destacó que la colaboración entre los diferentes ministros de Agricultura y la Confederación ''ha sido muy estrecha, y siempre han respetado nuestra autonomía, algo que es de agradecer porque ha permitido que las cooperativas sean más participativas, más ágiles y más modernas''.
Por el contrario, dijo que las relaciones con las organizaciones agrarias han sido más complejas ''por sus fusiones y sus escisiones, así como por su afán de legitimación'' y agregó que ''nuestra política ha sido correcta con todas ellas, sin favorecer a ninguna''.
La regulación biotecnológica es, según su criterio, uno de los retos inmediatos que las cooperativas deben afrontar ''porque Europa no mueve ficha y Estados Unidos nos está ganando la partida''.
Abogó por un mayor protagonismo en calidad y seguridad alimentarias, y advirtió de los ''tiempos difíciles que se avecinas con la ampliación de socios en la Unión Europea y crisis presupuestaria''.
Apostó por un mayor proyecto empresarial en la venta de suministros y fertilizantes, y criticó a la Administración por haber aprobado en 1998 una Ley de Hidrocarburos que ''no nos permite vender carburantes a terceros''.
A su juicio, ''si no fuera por las cooperativas habrían desaparecido en España muchas pequeñas explotaciones'' y añadió que ''uno de nuestros objetivos, que se está cumpliendo, es dejar el valor añadido de la venta de los productos en manos del agricultor''.
Se congratuló de que las cooperativas tengan ahora un ''importante protagonismo'' en sectores como aceite, arroz, algodón, vino o tabaco y aludió a que la leche ''sigue siendo una asignatura pendiente, ya que salvo excepciones como CLAS o COVAP, las cooperativas son pobres y tienen que aguantar la presión de las grandes empresas lácteas''.
En este sentido, indicó que el ''fracasado intento'' de crear un gran grupo cooperativo en los 90 ''ha tenido efectos positivos, así como la presión social, que ha hecho que el Tribunal de Defensa de la Competencia multara a las empresas por ponerse de acuerdo en la fijación de los precios''.
Recordó que los problemas aún no han terminado y añadió que ''hay un acuerdo tácito para repartirse las rutas de recogida que debe terminar'', a la vez que hacía ''una decidida apuesta por la calidad, que ya es una realidad en las cooperativas que antes citaba''.
Señaló que el mayor aval que el movimiento cooperativo agrícola puede presentar en España se centra en que el 90 por ciento de los propietarios de tierras son socios y recordó que ''el sindicalismo vertical hizo mucho daño a la concepción de las cooperativas, ya que no era participativo, pero se han superado bien esos problemas''.
Indicó que la imagen de las cooperativas ha cambiado y apostilló que la gente, cuando una de ellas era líder en su sector, se preguntaba si no sería una empresa privada, ''y cuando se cercioraba de que era una cooperativa hasta se extrañaba''.
