ESPAÑA 29/12/2000
La encefalopatía espongiforme bovina (EEB) es el tema prioritario desde hace semanas en Alemania, donde casi a diario aparece un nuevo foco de alarma.
Tras la conmoción entre el consumidor por la retirada del mercado, justo antes de Navidades, de los embutidos ''sospechosos'' de contener ingredientes de riesgo de vacuno, ahora les llegó el turno a las ovejas.
El ministro de Agricultura, Karl-Heinz Funke, dijo hoy considerar la posibilidad de extender a los ovinos los controles sistemáticos de EEB, siguiendo el consejo en este sentido expresado por el director del Instituto Robert Koch de Berlín, Reinhardt Kurth.
''Si los científicos así lo recomiendan, creo que es correcto hacerlo y debemos llevarlo a la práctica'', manifestó el ministro este miércoles, en declaraciones a la televisión pública.
Funke, a quien se ha acusado repetidamente de no haber actuado a tiempo contra la crisis la EEB, quiere ahora ''curarse en salud'' respecto a los ovinos.
El ministro parece admitir que la situación le supera, y junto a su disposición de seguir los consejos de los expertos respecto a las ovejas, pide una actuación ''a escala europea''.
Funke dice que sería ''deseable'' una regulación comunitaria para la hipotética extensión de los controles a los ovinos y aprovecha para ''lamentar'' que la prohibición de las harinas cárnicas no se haya llevado ''con mayor rapidez'' en la UE.
Alemania dictó la prohibición indefinida de los piensos cárnicos para todas las especies inmediatamente después de aparecer la primera ''vaca loca'' nacida en el país, el pasado noviembre.
En territorio germano, el veto entró en vigor con carácter inmediato, mientras que en el ámbito comunitario no será vigente hasta el primero de enero y, en principio, por solo un semestre.
Junto al veto de las harinas cárnicas, el gobierno germano impuso también a principio de diciembre la obligatoriedad de realizar esos controles a las reses sacrificadas mayores de 30 meses.
A las ovejas, como ''foco de sospecha'' para el consumidor, se unen las informaciones aparecidas, también hoy, acerca de falsificaciones de etiquetas en productos cárnicos detectadas en supermercados de Baviera, estado donde se han registrado cuatro de los cinco casos de ''vacas locas'' confirmados en el país.
El diario ''Augsburger Allgemeine'' informa de la existencia de productos falsamente anunciados como ''libres de vacuno'', a los que se colocó esa etiqueta tras la llamada del gobierno de apartar los alimentos con ingredientes de riesgo como sesos o médula de res.
La picaresca del vendedor o el fabricante es uno de los males contra los que luchan las autoridades germanas, que en los días pasados recibieron ya un rapapolvo de la Comisión Europea respecto a otras irregularidades o posibles negligencias.
Los inspectores comunitarios detectaron impurezas cárnicas en tres cuartas partes de las granjas inspeccionadas, precisamente en Baviera, y el comisario europeo comunitario, el austriaco Franz Fischler, acusó a Alemania de ''confusionismo'' en el reparto de responsabilidades entre gobierno central y estados federados.
A pesar de su disposición a extender los controles a las ovejas, el ministro trata evitar una nueva alarma en el mercado y dice la situación del ganado ovino es distinta de la del vacuno, ya que entre un 60 y un 70 por ciento de las ovejas se alimentan de pasto y no de pienso.
Recuerda, además, que los ovinos pertenecen a la familia de los rumiantes, para los que la prohibición de las harinas cárnicas entró en vigor en toda la UE en 1994.
Pero tras el hallazgo de esas impurezas cárnicas de Baviera, en una inspección realizada hace solo tres meses, está claro que no se puede confiar a ciegas en esa normativa.
El comisario Fischler insiste, en declaraciones publicadas hoy por ''Die Welt'', en la complicación accesoria sobre el control de la crisis que supone la ''inaccesibilidad'' del sistema alemán.
El reparto de competencias en materia agrícola y veterinaria entre el gobierno central y los estados federados obstaculiza la labor de los expertos comunitarios, dice Fischler, partidario de realizar visitas de inspección sin advertencia previa a las autoridades nacionales o regionales de la UE.