ESPAÑA 10/11/2000
Los productores franceses de ganado vacuno lamentan la decisión del Gobierno español de cerrar la frontera a las importaciones de animales reproductores de más de 20 meses procedentes de Francia e Irlanda, porque ''responde más la presión política y de los medios que a criterios científicos''.
Así lo indicó el representante de la sección de exportaciones de la Asociación Nacional Interprofesional de Ganado Vacuno de Carne de Francia (Interbev), Nils Beaumond, y el director adjunto de asistencia a la exportación del organismo público francés Ofival, Jean Luis Angost.
Ambos representantes del sector francés, que asisten al Salón Internacional de la Técnica Avícola y Ganadera (Expoaviga 2000) en la Fira de Barcelona, subrayaron que la decisión del Gobierno español no es una solución para mantener a un país libre de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), conocida como mal de las ''vacas locas'' porque la noción de frontera sanitaria es muy ''vaga''.
Apuntaron que este tipo de decisiones unilaterales, sin base científica, van a perjudicar gravemente no sólo al sector productor de ganado vacuno de Francia sino al del resto de países productores, ya que la alarma injustificada que se despierta entre la opinión pública puede hacer caer de nuevo el consumo de carne.
Mostraron su sorpresa por la ''psicosis'' que se ha extendido en los últimos días, primero en Francia y ahora en España, con respecto a este problema sanitario, ''ya que la situación epidemiológica de la EEB en nuestro país no ha cambiado, lo que nos lleva a pensar que hay un trasfondo de enfrentamiento político''.
Explicaron que desde 1990 el ganado bovino francés no consume harinas elaboradas con grasas animales, que a partir de 1994 se unió a esta prohibición el ovino y el caprino, y que actualmente sólo está permitida la utilización de estos productos para alimentación de porcino, aves y acuicultura (animales no transmisores).
El Gobierno francés tendrá que esperar a que la Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria de los Alimentos (AFSSA) aporte datos científicos para decidir si prohibir las harinas de carne en la alimentación de estas últimas especies, debido a las fuertes repercusiones económicas y medio ambientales que supondrían.
La fabricación de las harinas sigue un proceso de tratamiento a temperaturas altas, con la presión y duración adecuadas, y además no pueden incorporar materiales específicos de riesgo (MER) o residuos orgánicos de ganado bovino y ovino, siendo la lista francesa de estos tejidos la más extensa que se aplica en la UE.
Matizaron que la alimentación del ganado bovino en Francia está basada en los pastos y en pienso elaborados con cereales y harinas de grasa vegetal durante el invierno, al igual que en España.
Puntualizaron que en Francia siguen apareciendo casos de ''vacas locas'' porque el Gobierno francés aplica un programa de control epidemiológico sobre animales bovino adultos, catalogados de alto riesgo, muy exhaustivo y a largo plazo, con más de 48.000 analíticas.
La cabaña bovina francesa asciende a 21 millones de animales y desde la aparición de esta enfermedad en 1990 se han diagnosticado 169 casos, lo que sitúa a Francia a niveles inferiores a los registrados en otros países como Reino Unido, Irlanda, Suiza y Portugal, indicaron.
Recordaron que el Comité Científico Veterinario de la Unión Europea (UE) ha clasificado a Francia en la misma categoría de riesgo que algunos países donde no se ha detectado ningún caso de EEB como Alemania y España, al considerar que las medidas adoptadas por el país galo dan las mismas garantías de seguridad.
Los dos representantes franceses, que mantuvieron ayer un encuentro con responsables de la Asociación Española de Criadores de Vacuno de Carne (Asovac) y de los Ministerios de Agricultura y de Sanidad, indicaron que la decisión de España no va a afectar mucho al comercio intracomunitario entre ambos países.
Matizaron que la mayor parte de las importaciones españolas son animales vacunos para engorde de corta edad, con lo que quedan fuera de la prohibición acordada ayer por España, y que Francia sacrifica unos cinco millones de bovinos al año, de los cuales dos millones de cabezas corresponden a animales adultos.