La existencia de un sector agrario dinámico, flexible y dispuesto a resolver problemas específicos ha motivado una auténtica revolución tecnológica que ha dado como resultado la fabricación de productos de última generación aplicados a las diferentes fases del cultivo: preparación del suelo, sistemas de riego, suministros, desarrollo de la planta, técnicas de cultivo, recolección y proyectos de avanzada ingeniería. Hoy, estos productos se exportan a los cinco continentes ,estando presentes en los mercados de las principales potencias agrícolas como Francia, Italia, Australia, EE.UU., Sudáfrica, China, Chile, Argentina, Colombia, Méjico y Turquía, entre otras.