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Araña roja en cultivos de melón y sandía. Métodos de control

El progreso de las poblaciones de araña roja resulta muy difícil de combatir en los cultivos. Para ello, es preciso aplicar y combinar los distintos métodos de control disponibles.

Plagas

icono foto ara a roja en cultivos de melon y sandia

1. Introducción
2. Descripción y ciclo biológico
3. Propagación, síntomas y daños
3.1 - Propagación
3.2 - Síntomas
3.3 - Daños
4. Métodos de control
4.1 - Labores culturales y preventivas
4.2 - Control biológico
4.3 - Control químico


3. PROPAGACIÓN, SÍNTOMAS Y DAÑOS

Como ya se ha mencionado, esta plaga presenta una enorme distribución mundial, atacando a numerosas especies vegetales, tanto cultivadas como silvestres. Según Flores et al. (2011), más de 900 especies cultivadas son víctimas de este ácaro tan voraz y polífago.

Su expansión tiene lugar en ubicaciones que presentan climas cálidos y secos, habitando de forma inicial en las hojas por la zona del envés, al ser la parte más porosa y blanda. A simple vista, estos individuos se perciben como pequeños puntitos de color rojo que se pueden encontrar por diferentes partes de la planta, aunque si se aumenta el enfoque sobre estos ejemplares, es posible divisar sus distintas formas móviles, tanto tamaños como colores.

3.1 - Propagación

En lo que respecta a la forma de organizarse y desplazarse por las parcelas de cultivo, sus principales hábitos de instalación y propagación son los siguientes:

  • Inicialmente, suelen organizarse en pequeñas agrupaciones denominadas colonias o focos, que posteriormente van extendiéndose por todo el cultivo.
  • Tejen una red o tela, formada por hilos de seda, que puede cubrir toda la superficie de la planta. De este modo, les sirve de protección contra ataques de depredadores, condiciones ambientales adversas y/o tratamientos fitosanitarios.
  • Estas redes cobran una especial importancia cuando existen bajos niveles de humedad relativa y el ambiente es demasiado seco, lo cual puede perjudicarles. Así, se crea un microclima al retener la humedad procedente de la transpiración de la planta, lo que le permite sobrevivir bajo unas condiciones tan extremas para ellos.
  • Pueden atacar a la planta en cualquier estado o fase de su desarrollo (fig. 3).
  • Colonizan principalmente las hojas, pero cuando el ritmo de crecimiento es elevado pueden ocupar los demás órganos de la planta.
  • Con poblaciones altas pueden llegar a extenderse por una misma planta en cuestión de pocas horas.
  • Se propagan de unas plantas a otras con gran rapidez. Además, se adaptan bien a las malas hierbas, especialmente correhuelas y malvas, que actúan como reservorios de la plaga.
  • También lo hacen a través del viento, de las herramientas y del material de trabajo.
  • Cuando el alimento empieza a agotarse buscan otros huéspedes donde poder seguir creciendo y aparearse.
Figura 3. Ataque en cultivo de sandía con diferentes estados de desarrollo: planta con pocas semanas de vida (izquierda) y en una fase más avanzada de crecimiento (derecha).
foto figura 3  ataque en cultivo de sandia con diferentes estados de desarrollo  planta con pocas semanas de vida  izquierda  y en una fase mas avanzada de crecimiento  derecha
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3.2 - Síntomas

Los síntomas más característicos de la actividad de esta plaga corresponden a unos puntos, bastante visibles, de color amarillo (fig. 4), que pueden agrandarse hasta alcanzar el aspecto de pequeñas manchas blanco-amarillentas en las hojas, tanto en el haz como en el envés, las cuales pueden ir evolucionando hasta una desecación o marchitamiento de las mismas si no se toman medidas. Los amarilleos descritos corresponden a la alimentación de los ácaros al romper la superficie de las hojas y destruir las células del mesófilo (Tanigoshi y Davis, 1978). A medida que aumentan las poblaciones de araña roja, estos síntomas van acompañados de la inconfundible tela de seda que suelen tejer.

3.3 - Daños

El comportamiento de Tetranychus urticae en estos cultivos de cucurbitáceas provocan ciertos daños, cuya consecuencia final es la merma de la producción, traducida principalmente a través de una reducción de la actividad de las plantas y una devaluación de los frutos. La primera afecta al rendimiento del cultivo, pudiendo alcanzar las plantas una desecación completa y, por tanto, morir. La segunda conlleva una reducción de la cosecha con motivo de un menor número de piezas con valor comercial, al resultar inservibles para la venta.

De este modo, los daños que puede ocasionar esta plaga en el cultivo se basan fundamentalmente en el aumento de las poblaciones, las cuales se reproducen muy rápidamente y están continuamente alimentándose, extrayendo el contenido celular de los tejidos vegetales. Este crecimiento lleva consigo un aumento de la superficie de la densa red de seda que fabrican, cubriendo así las distintas partes de las plantas (hojas, tallos, flores, incluso frutos).

Todo esto supone una disminución de la actividad de las plantas atacadas, afectando a procesos básicos como la transpiración y la fotosíntesis (Sances et al., 1979; De Angelis et al., 1983), influyendo de manera determinante en fases importantes del cultivo como son la floración y el desarrollo de los frutos (Avery y Brigss, 1968; Felipe 2003). Asimismo, provoca una reducción del crecimiento y del vigor de las plantas, incluso enanismo.

Figura 4. Punteado amarillo en hojas de sandía, característico de los ataques de araña roja.
foto figura 4  punteado amarillo en hojas de sandia  caracteristico de los ataques de ara a roja

Es preciso señalar que una sintomatología ciertamente acusada, así como los daños derivados de la misma, podrían producirse bajo la coincidencia de diversos factores, donde estos ácaros desarrollan su máxima actividad. Serían principalmente:

  • Condiciones ambientales muy favorables: alta temperatura y baja humedad relativa.
  • Ausencia de enemigos naturales en el entorno.
  • Ausencia de medidas, tanto preventivas como de control.
  • Importante presencia de la plaga en cultivos y en años anteriores.

4. MÉTODOS DE CONTROL

Como se ha podido observar, el progreso de las poblaciones de araña roja resulta muy difícil de combatir en los cultivos. Para ello, es preciso aplicar y combinar los distintos métodos de control disponibles, empezando por realizar monitoreos periódicos con el objetivo de obtener una detección precoz. También es necesario llevar a cabo medidas preventivas basadas en labores culturales que dificulten y minimicen su dispersión entre las plantas.

4.1 - Labores culturales y preventivas

De este modo, las labores culturales que sirvan como medidas preventivas tienen una gran trascendencia de cara al control de estos ácaros fitófagos. Algunas de las más importantes son las siguientes:

  • Eliminación de las malas hierbas y los restos de cultivos, especialmente los que fueron atacados, ya que pueden actuar como reservorio de la plaga.
  • Utilización de material vegetal sano, que esté libre de la presencia de plagas (y enfermedades) y proceda de semilleros autorizados. Se requiere que el pasaporte fitosanitario se conserve durante un año.
  • No asociación de cultivos en la misma parcela, ni abandono de los mismos al final del ciclo.
  • En caso de retranqueo, labor que cobra especial importancia en la producción ecológica, es preciso asegurarse de que el estiércol esté bien fermentado y exento de plagas.
  • Realización de rotaciones de cultivos.
  • Distanciamiento en el tiempo de la realización de la nueva plantación.
  • Empleo de plantas que sirvan de atrayentes.
  • Implantación y mantenimiento de las poblaciones de insectos auxiliares, gestionando adecuadamente las aplicaciones fitosanitarias.
  • Protección durante los primeros estados vegetativos de las plantas cultivadas.
  • Implantación de un marco de plantación lo más amplio posible, sin afectar negativamente a la producción y la rentabilidad del cultivo.
  • Gestión adecuada de la fertilización, manteniendo un balance equilibrado de las plantas y evitando el uso excesivo de abonos nitrogenados que provocan un mayor vigor y, por tanto, una probable proliferación de estos ácaros en el cultivo.
  • Precaución de no transportar la plaga por toda la parcela a través de distintos medios de las operaciones agrícolas como ropa, calzado o herramientas de trabajo, entre otros.

Además, hay que tener en cuenta en los cultivos protegidos de invernadero algunas medidas más:

  • Desinfección de estructuras y suelo antes de la siguiente plantación en parcelas con antecedentes de araña roja.
  • Colocación de mallas, tanto en las ventilaciones cenitales como laterales, de una densidad mínima de 10 x 20 hilos / cm2.
  • Vigilancia del estado de las puertas, sobre todo de las que coinciden con la dirección de los vientos dominantes.
  • Revisión para que no haya roturas en los plásticos, ni de cubierta ni laterales.
  • Regulación del control climático del invernadero para evitar las condiciones idóneas en las que se produce la máxima actividad de T. urticae.

4.2 - Control biológico

El conocimiento de la biología de las plagas agrícolas y sus enemigos naturales es fundamental para elaborar programas de control biológico eficaces, que mantengan el equilibrio ecológico (Gallardo et al., 2005). En este sentido, durante los últimos años, la investigación y el empleo de enemigos naturales para controlar las principales plagas de los cultivos han experimentado un aumento significativo.

Sin duda, resulta fundamental mantener las poblaciones de estos insectos beneficiosos fuera del alcance de tratamientos fitosanitarios perjudiciales para ellos. De hecho, está comprobado que si no se realizan este tipo de aplicaciones, las especies autóctonas de cada región se instalan en los cultivos, llevando a cabo su función protectora.

A este respecto, algunas investigaciones han reportado que en determinados cultivos, además de los ácaros considerados plaga, se encuentran también ácaros depredadores, pertenecientes principalmente a la familia Phytoseiidae, que engloba a más de 2000 especies, de las cuales algunas son depredadores de estos ácaros fitófagos, como T. urticae, siendo objeto de estudios taxonómicos, biológicos y ecológicos, lográndose éxitos en el manejo integrado de cultivos agrícolas (Doreste 1984; Lofego et al., 2000).

Para el control biológico de la araña roja en los cultivos de melón y sandía suelen emplearse diferentes enemigos naturales, que pueden aparecer en los cultivos de forma espontánea. En caso de que no suceda así, se realizan sueltas de estos individuos sobre las plantas para llevar a cabo dicho control. Algunos de los más utilizados son:

- Phytoseiulus persimilis. Considerado como el principal depredador de araña roja, se alimenta de manera exclusiva del género Tetranychus, no haciéndolo de otros artrópodos, ni de polen, por lo que es necesario la presencia de estos ácaros fitófagos para su establecimiento en el cultivo. Las larvas no se alimentan de las presas, las ninfas y adultos sí, succionando el contenido fluido de su cuerpo. Mientras que los estados de protoninfa y deutoninfa depredan huevos y estados inmaduros, los adultos devoran todos los estados de su presa (fig. 5). Puede aparecer en los cultivos de manera espontánea, aunque si hay que aplicarlo externamente se recomienda hacerlo en los focos tras la primera señal de presencia de la plaga. La proporción entre depredador y presa es importante, ya que si existe una escasez de presas puede llegar a darse el canibalismo entre los depredadores.

Figura 5. Adulto de Phytoseiulus persimilis en busca de presas.
Fuente: Consejería de Agricultura. Junta de Andalucía

foto figura 5  adulto de phytoseiulus persimilis en busca de presas    fuente  consejeria de agricultura  junta de andalucia

- Neoseiulus californicus. Son ácaros depredadores muy activos, tanto los adultos como las ninfas y larvas, buscando constantemente presas a las que devorar. Se emplea para el control biológico de Tetranychus urticae, pero también se puede usar frente a otros tipos de arañas y ácaros como Panonychus ulmi en frutales, Panonychus citri en cítricos, Polyphagotarsonemus latus y más. Lo mismo que sucede con otros ácaros depredadores, debe emplearse al primer síntoma de la plaga mediante aplicación localizada.

- Feltiella acarisuga. Es un mosquito cecidómido que puede controlar varias especies de araña roja. Los adultos buscan activamente las colonias, depositando sus huevos cerca de los ácaros plaga, los cuales tardan una semana en transformarse en larvas maduras que, después de emerger, se alimentan de los huevos de la araña roja. Se recomienda su uso cuando se empiecen a observar las primeras colonias.

- Macrolophus pygmaeus. Es un chinche depredador que se alimenta principalmente de las especies de mosca blanca Trialeurodes vaporariorum y Bemisia tabaci, aunque también puede consumir otros insectos como trips, minadores de hojas y arañas rojas, entre otros. Durante un tiempo puede subsistir alimentándose de la savia de las plantas, pero necesita presas para favorecer su desarrollo. Debido a que este chinche requiere de un cierto periodo para establecerse en el cultivo, es recomendable aplicarlo de manera preventiva.

Como se puede observar, existen diferentes alternativas de cara al control biológico de la araña roja en melón y sandía, cultivos de primavera que se desarrollan de forma mayoritaria bajo unas condiciones de altas temperaturas, especialmente en invernaderos, donde los ataques de estos ácaros fitófagos son más que probables. El momento y las dosis de suelta de los enemigos naturales resultan cruciales para conseguir un buen control de la plaga, aspectos que deben ser evaluados por personal técnico especializado.

Además de los depredadores naturales existe otro método alternativo basado en la aplicación de diversas especies de organismos biológicos como pueden ser hongos. En este sentido, Beauveria bassiana y Metarhizium anisopliae han sido reconocidos como importantes agentes de control biológico, siendo evaluados en varios países en condiciones de laboratorio, invernadero y campo (Tamai et al., 2002; Rosas et al., 2003).

4.3 - Control químico

Tradicionalmente, la lucha frente a las diferentes plagas de los cultivos se ha basado en la aplicación exclusiva y sistemática de plaguicidas (insecticidas, acaricidas, etc.). Las poblaciones de araña roja en las cucurbitáceas no suponen una excepción. Su control se realiza principalmente con el uso de acaricidas químicos (Aguilar, 2011; Lorenzo et al., 2002).

Sin embargo, factores como el cambio climático, malas prácticas agrícolas y un uso indiscriminado de los productos fitosanitarios han contribuido durante los últimos años, o más bien, las últimas décadas, a un aumento considerable de estas poblaciones (fig. 6). Estos individuos, además de una reproducción muy veloz, muestran una extraordinaria resistencia a la mayoría de productos utilizados por los agricultores. De hecho, se ha documentado que T. urticae posee resistencia a más de 90 plaguicidas a nivel mundial (Cerna et al., 2005), lo que hace que esta técnica resulta a veces ineficaz.

Figura 6. Foco de araña roja en cultivo de sandía de invernadero en pleno desarrollo.
foto figura 6  foco de ara a roja en cultivo de sandia de invernadero en pleno desarrollo

Otro aspecto que resulta fundamental y que suele olvidarse es, que el uso de determinados plaguicidas favorece la instalación y el desarrollo poblacional de los ácaros al quedar libres de competidores por el alimento y sin depredadores naturales y/o biológicos (Ripa y Caltagirone, 1990). Es más, la proliferación de este ácaro está muy ligada a la aplicación de insecticidas de amplio espectro, a los cuales presenta total inmunidad. Su uso, especialmente los piretroides sintéticos, tiene como consecuencia el efecto contrario al deseado, es decir, provoca un crecimiento incontrolado tras la eliminación de la mayoría de sus depredadores naturales.

Por lo tanto, después de lo expuesto, la estrategia de control debería ser la de emplear los tratamientos acaricidas cuando los métodos preventivos han fallado, pero no a la inversa. Algunas consideraciones para obtener una mejor eficacia en las aplicaciones fitosanitarias son:

  • Realizar la aplicación del tratamiento conociendo el estado de desarrollo de la población de ácaros y el nivel de riesgo que supone para el cultivo, basado en la densidad poblacional y en los daños ocasionados.
  • Tratar inicialmente los focos, vigilando periódicamente que éstos no crezcan.
  • Procurar mojar bien las partes de la planta donde se localiza la plaga. La distribución del caldo debe ser uniforme, además de emplear maquinaria en buen estado y calibrada.
  • Evitar las aplicaciones reiteradas con la misma materia activa. Por ello, es preciso alternar distintas materias con diferentes modos de acción para reducir la aparición de resistencias.
  • Elegir la materia activa más adecuada en función de las condiciones del cultivo y de la presencia de enemigos naturales. Que sea compatible con ambos.
  • Algunas materias activas utilizadas habitualmente son: abamectina, hexitiazox, etoxazol o tebufenpirad, entre otras. También la aplicación de otros productos como aceites vegetales y azufre pueden ayudar a su control.
  • Seguir las recomendaciones técnicas y de uso que vienen indicadas en el registro fitosanitario, tanto las dosis autorizadas como el cultivo para el que esté expresamente permitido.

Teniendo en cuenta todas las consideraciones expuestas, queda claro que esta plaga resulta muy difícil de erradicar por completo. De este modo, la aplicación de medidas preventivas, así como la combinación de los diferentes métodos de control, pueden hacer que estas poblaciones de ácaros se reduzcan de manera satisfactoria. Desde un punto de vista práctico, se puede establecer un umbral de población relativamente controlado, que no cause daños o pérdidas significativas en la producción final de los cultivos.

Autor: Dpto. Agronomía Infoagro


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Cap. 1
   Araña roja en cultivos de melón y sandía. Descripción y ciclo biológico
Cap. 2
   Araña roja en cultivos de melón y sandía. Métodos de control


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